Koinonía 2006-2007
Amor: irresistible promesa de felicidad 33 genérico, un tanto abstracto, plural, amor sin determinar, amor que le apetece a la carne; pero hay otra más curiosa que indica que yo sé que tengo a mi lado otra persona no para que sea objeto de mi placer, sino para verla como persona humana, para que piense que tiene también sus derechos, sus obligaciones, sus carencias, sus tendencias y sus necesidades. Entonces, esa ambición del sexo por sexo, del placer por el placer cambia de sentido. Ahora me preocupo por ella, aunque sea con sacrifico; buscaré para ella lo que a ella le viene bien. Es una tremenda puntada para el noviazgo y para el matrimonio. El amor entendido bien viene de arriba y está injertado en el corazón. No se puede prescindir de la carne, pero tengo también un espíritu que tiende al amor. En esta unidad está el hombre íntegro porque el que ama no es ni el alma ni la carne, sino el hombre, el yo. Yo amo, yo quiero. Por consiguiente, nunca puedo dejar a un lado el alma. Normalmente nosotros dejamos a un lado el alma. Cuando pregunto: ¿qué vale más, el alma o el cuerpo?; todos contestan: ¡el alma! Pero, ¿qué hacemos por el alma? Por el cuerpo hacemos sacrificios, dietas... Ahí está la clave. El alma es la parte fundamental y es necesaria para que el cuerpo goce mucho más que antes, para que el éxtasis sea realmente continuado; no sea un momento de ebullición de la carne; para que sea el resplandor de una potencia divina; para que sea un verdadero salir de sí mismo, del egoísmo, del simple placer rudimentario, carnal, frívolo, materialista, que siempre genera el cansancio y el aburrimiento. La reducción del amor a sexo es como la comida. Un hombre tiene hambre, va a un banquete y está extasiado; pero a la media hora de haber comido no hay cosa más repugnante que ir a un banquete. Da como vómito; esto hace la carne. La Iglesia no va contra la carne, nunca jamás. Nunca se puede aborrecer la carne. Sin embargo, el Papa confiesa que en más de una época los moralistas han insistido más de lo debido en el control de la carne para que no sofoque el espíritu. Hay que tener cuidado. Para que el veneno sea veneno hace falta que la medicina no tenga medida, porque es la dosis la diferencia entre el veneno y la medicina. Se suele decir que una aspirina quita el dolor de cabeza, pero cincuenta aspirinas quitan la cabeza. En el sexo pasa igual. ¿Dónde está la medida? Cuando tengo un amor indeterminado, que sólo busca en otro el placer por el placer, es una cosa. Cuando tengo un amor especificado para una mujer, un amor monógamo y para siempre, uno y para siempre, eso es lo propio del amor. Esto no está en ninguna otra religión; esto viene porque creemos en ese Dios de Israel, que es el único Dios. Donde hay pluralidad de dioses hay idolatría. Donde hay un solo Dios, hay un solo amor y por eso
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