Koinonía 2006-2007

Drogas: ¿por qué no? 68 perder la posibilidad de encontrar lo que satisface a los grandes y auténticos deseos de nuestro corazón. Dicho con las palabras de Teilhar de Chardin: necesitamos encontrar a personas que no hayan perdido el gusto de vivir, es decir, el gusto de estudiar y trabajar, el gusto de hacer familia, el gusto de tener hijos y de amar a alguien por toda la vida, el gusto de crear e inventar, el gusto de luchar por una sociedad más justa y un mundo más bello. Necesitamos encontrar y seguir a hombres y mujeres que no se ahogan dentro de los problemas de la vida cotidiana sino que tienen algo que les hace libres aún dentro de las dificultades que todos tenemos, que no le tienen miedo al dolor y al sacrificio, porque han descubierto el gran secreto de la felicidad humana: “Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt.16, 25). Hombres y mujeres así ¿los hay en Puerto Rico? Tengamos los ojos abiertos y si vemos a alguien así no lo dejemos escapar. En el fondo toda la moralidad se juega aquí, en la lealtad con la que se reconoce y se decide seguir a hombres y mujeres que ya son así. ¿Es esta una forma de dependencia? Sí, claro que sí. Pero hay dependencias que borran tu personalidad y dependencias que te la hacen descubrir. Hay dependencias que matan y hay dependencias que hacen vivir. En conclusión, la batalla en contra de la droga no se vencerá con la policía, con las leyes y tampoco con los psicólogos. Ni siquiera con un renovado esfuerzo moral. Es un problema de belleza, de fascinación: el corazón humano está hecho para el bien y la belleza y cuando los encuentra los reconoce. Que se pueda encontrar hoy en las familias, en las escuelas y en las universidades esta belleza, esta vida más bella y más plena: cuando hayamos permitido a nuestros jóvenes ver este espectáculo, habremos hecho todo lo que teníamos que hacer. Lo demás depende de ellos. La moralidad se juega aquí; no es un esfuerzo: es ceder a la fascinación de lo que corresponde al corazón, es ceder al atractivo de la belleza. Reflexión propuesta en el Diálogo Interdisciplinario del Colegio de Ciencias de la PUCPR, 24 de octubre de 2006

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