Koinonía 2006-2007

6 oponiéndose a quien quisiera aprovechar esta coyuntura para marginar definitivamente a la Iglesia. Sin embargo, es evidente que las batallas culturales y políticas en defensa de la familia son destinadas al fracaso si no existe un serio compromiso educativo que ayude a los jóvenes a encontrar el significado y las razones de la vocación al matrimonio. La crisis de la familia es una crisis que tiene raíces también dentro de la misma educación católica: nuestros jóvenes llegan al matrimonio con poca conciencia de la naturaleza de la aventura a la que se están lanzando. Urge un compromiso educativo renovado en formas y contenidos (v. “ Educar para la justicia ” de Mons. Félix Lázaro ; “ Enseñanza social de la Iglesia ” del P. José Luis Alonso ), que se nutra de las fuentes vivas de la tradición cristiana y de las ricas reflexiones sobre el matrimonio y el amor humano ofrecidas por las enseñanzas de Juan Pablo II y de Benedicto XVI (v. “ Amor: irresistible promesa de felicidad ” del P. Mateo Mateo ). El desafío de estos tiempos se puede resumir en estos términos: nosotros, los adultos, ¿qué ideal de vida estamos ofreciendo a nuestros jóvenes? Las nuevas generaciones nos miran esperando de nosotros una respuesta: ¿para qué vale la pena estudiar, trabajar, hacer familia, tener hijos, ser honestos, sacrificarse? (v. “ Drogas: ¿por qué no? ” de Giuseppe Zaffaroni ). La ayuda más grande que podemos dar a los que se preparan al matrimonio no son “instrucciones para el uso”, sino el testimonio del encuentro con Alguien capaz de responder a todas las exigencias del corazón y de dar sentido a todos los aspectos de la vida. Hoy, como en todo tiempo, el corazón del hombre desea encontrar algo infinito (de otra manera no sabría saciar la amplitud de su deseo) pero en este mundo finito (si no sería abstracto y lejano). ¿Imposible? Hace casi dos mil años algunos hombres nos han dejado unos relatos (los Evangelios) que testimonian precisamente este acontecimiento excepcional: lo “imposible” ha sucedido, el Infinito ha entrado en el tiempo y en el espacio, Dios se ha hecho hombre “y habita entre nosotros” (v. “ Lo Evangelios: ¿un testimonio creíble ?” del P. José Miguel García ). El testimonio de esta “buena noticia” sigue siendo el método normal con el cual la esperanza vuelve a alcanzar el corazón del ser humano y a transformar los ambientes de nuestra sociedad. Ponce, diciembre 2007

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=