Koinonía 2007-2008
El Congreso Eucarístico, lugar de encuentro con Cristo 34 está congregando la gente en torno a la eucaristía: gente que recibe catequesis, gente que a veces abandonó la Iglesia, pero que se vuelve a interesar en este acontecimiento y en este misterio de la presencias del Señor en nuestro medio a través de la Santa Eucarística. Las temáticas del Congreso Eucarístico de Quebec Di algunos detalles sobre la organización. Yo quisiera detenerme ahora sobre la temática del Congreso Eucarístico. Quisiera citar aquí la encíclica “Ecclesia de Eucharistia” (n.11): “La Iglesia ha recibido la eucarística de Cristo, su Señor, no sólo como un don entre otros muchos, aunque sea muy valioso, sino como el don por excelencia, porque es don de sí mismo, de su persona en su santa humanidad y, además, de su obra de salvación”. Por eso la temática del Congreso de Québec gira en torno a la Eucaristía, don de Dios para la vida del mundo. La Eucaristía, don de Dios, que es el don por excelencia, porque es el don de sí mismo. Dios nos da todo, la creación, la naturaleza, los bienes de la Tierra, la salud. Nos da todo, pero al culmen de su donación se da a sí mismo personalmente en una relación de alianza, como una relación muy íntima. El símbolo por excelencia es el símbolo nupcial, el don personal de su cuerpo, de todo su ser y esto es el misterio de la Santa Eucaristía. Vamos a subrayar que es don de Dios, don trinitario porque es el Cristo que se da a sí mismo: “este es mi cuerpo, esta mi sangre”, pero es el Padre quien nos lo da. Es un don que el Padre nos hace, es Él quien nos envía a su Hijo y lo envía inclusive a redimirnos de nuestros pecados. Cristo en su obediencia va hasta el extremo del amor, es la expresión del amor del Padre por nosotros. Y el Padre y el Hijo están de acuerdo en esta mutua donación. Están totalmente de acuerdo, aunque el momento de la agonía es un momento tremendo por Jesús: “si es posible, esta copa se aleje de mí; pero que tu voluntad se haga”. Jesús va hasta el extremo del amor; Jesús se ofrece a sí mismo en un acto de donación total. Eso sucede ya en la Institución de la Santa Eucaristía, en el momento del Jueves Santo. Cuando Jesús toma el pan y dice: “esto es mi cuerpo”, ya se cumplió en su alma y en su corazón la donación total de sí mismo y no falta sino el cumplimiento en la sangre de su sacrificio el día después. Todo ya está incluido, y por eso se nos da en obediencia de amor al Padre. La prueba de que están de acuerdo en esta aventura de amor por nosotros es el acontecimiento de la Resurrección, que es el sello del Espíritu Santo sobre la humanidad del Hijo que pasa a través de la muerte, por amor; que baja a los infiernos y que resucita de entre los muertos trayendo a toda la humanidad la absolución de los pecados y la
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