Koinonía 2007-2008

Progreso económico y desarrollo humano integral en la era de la globalización 53 cómo era antes y cómo es ahora. Realmente es fascinante ver cómo han cambiado y como lo agradecen, a pesar de qué cuando llegaron los recibieron con hostilidad y les costó trabajo entrar a la comunidad. Mucho más trabajoso fue para los que se quisieron quedar por vocación de servicio. Ahora les aplauden, les llaman y les invitan a unos tacos porque quieren tener contacto, para no perder esa amistad que se creó a través de todo un año de trabajo comunitario. Vean que sí se puede hacer cosas muy importantes. Falta mucho por hacer. En México tenemos 104 millones de habitantes. Es el decimotercero país del mundo, tanto en población como en extensión territorial; y el décimo en capacidad económica, en producto interno bruto, dato importantísimo porque esto representa 400,000 millones de dólares; y sin embargo, hay mucha pobreza todavía. A pesar de toda esa riqueza y capacidad extraordinaria que tiene el país, hay todavía mucho que hacer. Si se pudo lograr que 17 millones de mexicanos pasaran de la extrema pobreza a la simple pobreza, ya no extrema, porque ya tienen su casita, ya superaron la pobreza patrimonial (y de ahí en adelante todo es progresar), sin embargo, hay otros 23 millones que son más difíciles de atender. De esos 23 millones, la mayor parte están distribuidos en las cañadas. En México hay 100,000 comunidades con menos de 500 habitantes y existen 150,000 con menos de 1,000 habitantes. ¿Cómo se puede hacer? Ahí se necesita mucha imaginación. No sabemos todavía; se están haciendo concursos; se está invitando a gente de México y del extranjero; pues son comunidades aisladas en las cañadas y los cerros, de 100 personas, de 200 personas, de 80 personas. No hay dinero que alcance para hacerles una escuela, un taller. No hay ni comercios. Viven de lo que producen sus gallinitas, sus puerquitos y lo que pueden cultivar en sus parcelitas. Eso es todo lo que pueden hacer. Y son muchos millones de mexicanos que están en esas condiciones. Yo he ido a esas comunidades y a veces se encuentra uno con cosas verdaderamente desgarradoras. Muchas de ellas se encuentran en Chiapas. Y uno les pregunta: “¿Por qué no se asocian con los de la comunidad vecina?” Y contestan a su vez con una pregunta: “¿Qué hacemos con el santo patrono?”. Cuando me dijeron eso yo no sabia que contestarle. “¿Cómo, qué hacemos con el santo patrono?” “Es que ellos tienen su santo patrono, nosotros tenemos nuestro santo patrono, y los de allá, del otro cerro, tienen otro santo patrono”. Les dije: “Pues, miren, vamos a poner los tres santos patronos en el valle porque el gobierno federal está dispuesto a invertir con el municipio para que haya una comunidad”. Ellos me contestaron que no, porque aquí es donde vivían y que además es donde estaba su patrono y que no podían llevarlo para allá porque

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