Koinonía 2008-2009

semejante escándalo (Mt. 11, 5-6). En el Oriente Próximo, compartir la comida es sinónimo de comunión. Ha sido así hasta nuestros días. En tiempos de Jesús, "compartir el pan en la mesa sobre la que el cabeza de familia había pedido una bendición, significaba hacerse hermanos en Dios" . 134 Por eso era necesario que Jesús comiera continuamente con sus discípulos, con los amigos, con los marginados por la indigencia y la enfermedad, y con todos aquellos y aquellas de quienes procuraba conversión. En la comida se estrechan las relaciones y los lazos de amistad; se genera un clima adecuado para perdonar las ofensas. Por eso Jesús no perdió oportunidad para simbolizar la felicidad eterna con un banquete común, 135 y así como la antigua alianza se concluyó con un sacrificio seguido de una comida (Ex. 24, 5), Cristo instituye la nueva alianza en la última cena íntima que compartió con los apóstoles. (Mt. 26, 27-29) . 136 De ahí que resulte tan importante destacar con quién o con quiénes come Jesús. Él come con quienes le necesitan, más que alimento de su realidad somática, para trascender el mundo. Busto Sáiz lo explica ma- gistralmente: A ese Reino de Dios están llamados todos, preferen- temente los pobres, los marginados, las prostitutas, los publicanos, etc. Así pues, Jesús hace ya presente ese Reino, que predica como inminente, cuando come con todos aquellos que están dejados de la mano de Dios. Comiendo con los marginados, Jesús muestra el amor incondicionado de Dios, hasta el punto de que ellos son los preferidos de Dios, pues 'los publicanos y las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos' (cf. Mt 21, 31) . 137 134 R AUSCH , Ibíd., 132. 135 "Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos”. (Mt. 8, 11) "Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios." (Lc. 13, 29) 136 Cf: M ARTÍN N IETO , Ibíd. 137 B USTO S ÁIZ , Ibíd., 62 Jesús y la comida 113