Koinonía 2008-2009

Puerto Rico, aunque creo, como les decía, que hay elementos generales compartidos que nos permiten la reflexión común. El concepto de secularización Resulta interesante comprobar el cambio que se ha producido en la valoración explicativa del término “secularización”, un término que ha dominado por completo la comprensión del proceso político y social desde la Reforma, pero especialmente desde la Ilustración hasta nuestros días. Por secularización entendemos el proceso por el que las religiones (en realidad las Iglesias cristianas, pues es un proceso occidental) han perdido progresivamente toda capacidad de determinar el orden jurídico y político de los pueblos y naciones cuyo devenir habían antes claramente presidido. Naturalmente ese proceso afecta al conjunto de la sociedad y de la conciencia pública, no es algo sólo propio de la esfera política, a la que hoy sin embargo tenemos que limitarnos. Sus fases son bien conocidas y podemos pasar sin considerarlas, pues es la situación actual lo que nos interesa. Pues bien, es hoy cuando el poder explicativo de ese término resulta cuestionado, precisamente porque ha dejado de favorecer la comprensión del presente. Si éste no resulta ya iluminador de nuestra actualidad es que sus consecuencias no son las esperadas. Hay al menos dos maneras de verlo: 1) una es el caso de Marcel Gauchet. Para este pensador francés, secularización y laicización son términos que significan sólo por oposición a la religión, es decir, designan la reducción del poder de la religión o la conquista de un espacio público no marcado por la religión. La religión es así el alter del espacio público, que se defiende de él y se define por contraste. Si Gauchet prefiere hablar de “secundarización” de la religión es porque lo significativo de nuestra situación estriba en que el orden político no tiene sentido definirlo como laico o secular, nociones tan obvias que ya no dicen nada, sino al revés, lo decisivo es que la religión aparece como algo secundario, como una de tantas formas sociales que existen dentro de él, pero que no lo constituyen ni determinan. 2) la otra es la de Habermas, que lleva algunos años sosteniendo con firmeza que dicho concepto, aunque es descriptivamente válido en lo que se refiere a la pérdida de competencias de las religiones en la determinación del orden político y social, induce a confusión cuando se lo entiende linealmente como una especie de juego de suma cero, en el que toda pérdida de un contendiente es ganancia del otro. Esa concepción lineal y homogénea de la secularización ha sido abandonada desde hace unos veinte años en el ámbito académico de la sociología; ya casi nadie, señala Habermas, comparte la idea de que modernización y secularización son conceptos férreamente unidos. Esa idea oculta que la pérdida de función Estado e Iglesia 1- El Estado laico moderno y las religiones 132

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