Koinonía 2008-2009

Ahora bien, esta separación no es absoluta ni puede interpretarse como la invitación al antagonismo entre los de los institutos más importantes de nuestra sociedad. La Iglesia, por su condición de tal, no pierde su derecho a manifestar su opinión sobre los asuntos que le conciernen y que su doctrina le requiere atender. El Estado no puede imponerle una mordaza a dicha expresión. Tampoco está impedida en colaborar con el Estado en la solución de problemas sociales. Claro está, dicha colaboración no puede pretender imponer el criterio particular de cada religión sobre aquel aceptado por la mayoría social. De esta manera se evita la intervención de la mayoría en los asuntos internos de la Iglesia. [Conferencia presentada en el Foro “Separación Estado-Iglesia: mitos y realidad” celebrado en la PUCPR el 6 de marzo de 2009] 155 Estado e Iglesia 2- Breve reflexión sobre la separación de Iglesia y Estado

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