Koinonía 2008-2009

17 encerrar la verdad en la autosuficiencia del conocimiento humano y genera una sensibilidad por la verdad-viva que abre y acrecienta la dinámica participativa y dialógica del conocimiento, atraído por la misteriosa promesa de verdad que la realidad contiene y sugiere. 1.2 Ampliar la razón es afirmar la libertad como primera justicia para con el hombre El profesor universitario, desde la ciencia, disciplina o profesión que en cada caso enseña, necesita desatar la mirada sobre el horizonte arriba señalado para que su misma materia sea entendida y apreciada por sus alumnos. Pues aquello que no es advertido en relación al dinamismo humano hacia la totalidad viviente de la verdad acerca de la finalidad de la vida, o sea, todo aquello que no es captado en la sugerencia de su relación al destino no es realmente entendido y justamente valorado. Y no se necesita ser además filósofo o teólogo (lo que de por sí no es ninguna garantía) para ser competente en ello, sino tan sólo dejar-ser, no interrumpir, la sorpresa original de la mirada inteligente ante lo que se hace presente, ante todo respecto de uno mismo. Dejar acontecer la pregunta que conlleva esa mirada sorprendida, eso es el inicio siempre requerido para vivir toda la amplitud de la razón y ser libres. ¿Y qué significa ser libres? Depender del infinito cuya presencia real es sugerida e indicada por la tensión descubridora e investigativa despertada por las presencias reales, para no depender de los prejuicios, de nada ni de nadie, afrontando todo lo que se encuentra en función de esa relación siempre sorprendente. Para examinarlo en-sí, comparándolo con la exigencia total de la razón, con el núcleo crítico-afectivo del propio yo, e incorporar así el valor de lo encontrado. No se comunica educativamente sino lo que se ha encontrado en forma sorprendente para sí mismo y se lo ha per-seguido y trabajado en la pregunta donde se activa la participación de sí en la realidad del Otro como finalidad y camino hacia sí-mismo, a través de la consistencia que corresponda a lo en cada caso encontrado y aprendido. Un profesor se reconoce en esta libertad cuando sufre una auténtica estima de sí, cuando asume la propia cuestión humana sin dejarla a las espaldas, sin censurar ningún aspecto de ella. Una compañía necesaria y decisiva para esto es la referencia activa -y compartida con otros- a grandes maestros de humanidad, portadores de una propuesta total y coherente, más grande que lo que ellos mismos podrían elucubrar. Pues se trata de una propuesta cuya consistencia verificada viene de más lejos y más alto que ellos mismos, y que contiene la exigencia de seguir verificándola Ampliar la razón para vivir hoy la universidad

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