Koinonía 2008-2009

24 2) Las personas son siempre generadas dentro de una relación significativa de pertenencia de mayor amplitud (tal como lo testimonia el lenguaje mismo) que lo que puedan brindar por sí mismos aquellos que en cada caso las traen al mundo. El desarrollo de la personalidad exige la problematización crítica positiva de las convicciones últimas tradicionalmente transmitidas, que tienden a tornarse convencionales y habituales. Pero toda tradición trae consigo algo mucho más importante que meros significados abstractos. Trae una adhesión afectiva a significados vivos que orientan la vida porque han sido experimentados no sólo como verdaderos sino sobre todo como el Bien. Porque no han sido captados en el aire sino en relación a rostros que han asumido el cuidado de los nuevos llegados, que por principio no son entes meramente arrojados en el mundo. Para que esa pertenencia a significados esenciales afectivamente incorporados no sea desperdiciada por la obviedad o por la banalización despiadada, es preciso que esa tradición sea reapropiada (o sustituida razonablemente por otra como resultado de una leal profundización realizada sobre la primera) como renovada certeza personal en pos de una auténtica identidad. Y esto requiere el trabajo sistemático de la razón sobre la experiencia, acompañado de un educador que posea una síntesis crítica de esa tradición generativa y la proponga en lo esencial a la libertad del educando con ese método que le permita a él mismo realizar el trabajo sistemático de verificar la verdad y conveniencia de la propuesta. Entonces, la búsqueda central de la verdad en la universidad no es una acumulación racionalista de conocimientos que no tocan la vida, como si fueran de oficio, sino que está apremiada por la exigencia de hallar la bondad verdadera que hace buenos , porque es capaz de corresponder a las exigencias originales del corazón del hombre y, así, sacarlos de la ansiedad confusa que lleva a la violencia, en sus diversas figuras. Ahora bien, es preciso acentuar que las verdaderas convicciones sobre las pocas grandes cuestiones que conciernen al hombre demuestran su autenticidad cuando se tornan método de conocimiento. Esto es, cuando no se refugian en una especie de solipsismo doctrinario de las nubes para arriba, sino cuando demuestran su criticidad como incidencia regenerativa sobre el conjunto de la propia cultura considerada en su actualidad. Toda cultura debe ser cuestionada desde la significación universal de la verdad sobre el hombre, que todo hombre leal consigo mismo y su razón puede reconocer y asimilar en su utilidad para sí, para todos y para el mundo. Esto es: cuando “las universidades (…se constituyen), también en el presente, como en su origen, en laboratorios Ampliar la razón para vivir hoy la universidad

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