Koinonía 2008-2009

35 compromiso con el mundo. Tras estudiar filología en la universidad Jaguelónica de Cracovia, donde su amor por la lengua y su pasión por lo humano se conjuntan en la poesía, en el teatro y otras aplicaciones artísticas (siendo esto decisivo para su especial estilo filosófico, lógicamente riguroso y sensiblemente poético), Karol se encamina al sacerdocio y por tanto debe estudiar filosofía. En una situación de gran sufrimiento por la locura de la guerra, por la pérdida de gran parte de su familia más íntima y por las facultades cerradas con los profesores prisioneros o asesinados, estudia filosofía tomándola fatigosamente de los libros, empezando por un árido tratado de introducción a la metafísica. “El saber filosófico se le presentaba a primera vista –dice Benedicto XVI- como una jungla impenetrable . Su punto de partida había sido la filología, el estudio de la lengua en cuanto representación de la realidad en una nueva forma de teatro. Surgió así esa particular especie de ‘filosofía’ característica de Juan Pablo II. Es un pensamiento en diálogo con lo concreto , un pensamiento fundado sobre la gran tradición , pero siempre a la búsqueda de su verificación en la realidad presente .” (JP, 18, cursivas mías). Lo subrayado denota las características que Benedicto XVI experimenta mostrándolas en otro –en su querido predecesor-, acerca de cómo se gesta un profesor universitario como auténtico maestro. Es evidente que, tanto desde el punto de vista del contexto histórico cuanto desde la perspectiva teórica no estamos ante alguien al que las cosas se le presentan relativamente obvias y fáciles, como para hacer de su vida un proyecto de carrera profesional. Para quien como Wojtyla, vive la pregunta por el sentido y la destinación de su vida entera, sufrir la realidad no es un obstáculo sino la ocasión dada de hacerla suya, sin conformarse con algo menor. Su inclinación inmediata no era la filosofía. Es la estatura de su pregunta humana la que lo transfiere a ingresar en la jungla filosófica. Pero no ingresa –al famoso tratado de metafísica- como quien simplemente acata un deber. “Si otros estudiantes –señala Benedicto XVI- intentan sólo comprender de alguna manera toda la lógica de la estructura conceptual expuesta en el texto y fijarla en la mente en vista del examen, en él en cambio se inició una lucha por una comprensión real , es decir, para captar la relación entre concepto y experiencia , y efectivamente se encendió, después de dos meses de duro empeño, el así llamado ‘rayo’: ‘Descubrí –dice Karol Wojtyla.- qué sentido profundo tenía todo lo que yo antes sólo había vivido y presentido’” (JP, 19). La lucha por una propia comprensión que articule concepto y experiencia le exime a Wojtyla de permanecer en las Ampliar la razón para vivir hoy la universidad

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