Koinonía 2008-2009

58 Aclaro también que es cierto que la Encíclica hace referencia a la fisiología humana, porque para conocer la realidad de la procreación hace falta conocer el funcionamiento del cuerpo, su fisiología. Hace referencia a la fisiología porque obviamente es importante conocerla, porque es parte de nuestra realidad humana, pero nunca señala como motivo un aspecto puramente natural o biológico. En adición a lo anterior, algunos han entendido que la Iglesia considera la anticoncepción inmoral porque niega la capacidad creadora de Dios, quien es el único autor de la vida. Tampoco este es el motivo. Incluso la encíclica reconoce que podrían haber circunstancias en que es legítimo concluir que por un tiempo dado o indefinidamente, un nuevo nacimiento no es conveniente para el matrimonio, para la familia. Es lo que se conoce como “paternidad responsable”; pueden existir circunstancias en las que se puede concluir que por razones serias, no por egoísmo, no por comodidad, pero sí por una razón seria, de salud, por ejemplo, o por razones económicas u otras de peso, no es conveniente un nuevo nacimiento. Es aquí cuando se puede recurrir a los llamados “métodos naturales”. La anticoncepción es un mal para el ser humano Ahora pasemos a señalar por qué son ilícitos los métodos anticonceptivos según la “Humanae Vitae” y según la teología del cuerpo. Lo determinante para juzgar si un acto humano es bueno o malo depende de la propia realidad humana, eso que llamamos naturaleza humana en el sentido que antes mencioné. Si un acto ayuda a mi propia realización humana es bueno, si no ayuda a mi propia realización humana es malo. Eso aplica para todas los actos, y también en concreto, para el tema de la anticoncepción. Decía Santo Tomás de Aquino que a Dios le ofende aquello que hacemos en contra de nuestro bien 39 39 A Dios sólo lo ofendemos con lo que hacemos en contra de nuestro propio bien. S. Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, II, cap. 122 ; aquello que yo hago que es malo para mí, aquello que me hace daño, eso es lo que ofende a Dios. ¿Y por qué le ofende? También decía Santo Tomás que Dios nos tiene en su corazón, Dios nos ama. Si yo hago algo que me La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II 57

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