Koinonía 2008-2009
63 Dios ha creado al ser humano varón y mujer para que a través de la entrega sincera de sí mismos se conviertan en imagen de su amor. Para entender mejor esto, nos preguntamos, ¿qué sucede en Dios?, ¿cómo es Dios? Dios es amor. Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo unigénito Dios revela su secreto más íntimo, se revela a Sí Mismo. Cristo nos ha dado a conocer que Dios, en Sí Mismo, es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a nosotros a participar en Él, en Cristo, de ese amo r 45 . Dios en sí mismo, en la Trinidad, es una comunidad de Personas. Dios no es un Dios solitario, sino que Él es una comunidad. ¿Qué sucede en Dios? El Padre, eternamente, se dona a Sí Mismo totalmente, sin reservas, al Hijo; el Hijo acoge la donación del Padre y a su vez se entrega a Sí Mismo al Padre; una entrega recíproca de dos Personas que se aman y se donan totalmente sin reservas. En Dios, de esa entrega mutua, surge otra Persona; este es el origen de quien conocemos como el Espíritu Santo. El Espíritu Santo se origina de la entrega mutua del Padre y del Hijo 46 , y Él a su vez se entrega de la misma forma a ambos. Dios es así, Dios es una comunidad: dos personas se entregan y de esa entrega una nueva vida, por decirlo así. Estoy hablando en sentido analógico; no pretendemos con esto explicar la Trinidad, pero es una imagen que nos ayuda a entender, aunque sea de forma muy limitada. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, tiene como vocación vivir así como es Dios: ser imagen de Dios en este mundo. El cuerpo humano, mediante su sexualidad, manifiesta que el sentido de la vida humana es el amor, la entrega de sí mismo y de esta manera formar una comunidad a semejanza de lo que es Dios. Eso sólo puede ocurrir, evidentemente, mediante una relación sexual entre un hombre y una mujer; una relación, una entrega mutua de la que puede surgir la vida, otra person a 47 . El sentido de una relación sexual es la entrega recíproca entre el hombre y la mujer; dos personas de distinto sexo que se entregan sin reservas y para siempre. Dos personas que se entregan mutuamente, que se están 45 Cf. Catecismo Iglesia Católica, 221 46 Decimos en el Credo: Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo… 47 Nos referimos aquí al matrimonio, centro de interés principal de esta charla, en contraposición al homosexualismo; pero esto no significa que el matrimonio sea la única forma de vivir la semejanza a Dios de la que tratamos. Hacia el final haremos una referencia breve a la vida consagrada y el sacerdocio. La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II
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