Koinonía 2008-2009
72 de la sexualidad; se pierde su sentido real, se pierde todo el valor y toda la profundidad del sentido de la entrega mutua de dos personas mediante una relación sexual. No se entiende, no se capta porque se anula su significado. La banalización del cuerpo, de la sexualidad y del matrimonio, lleva a la irresponsabilidad. La relación sexual queda reducida a algo que satisface, pero sin toda la profundidad que antes hemos descrito. Detrás de la mentalidad anticonceptiva se asoma la concepción materialista que ve el cuerpo humano como un objeto que puede ser manipulado y las relaciones sexuales se reducen a un acto de gratificación sensual libre de cualquier responsabilidad. Esta es una de las causas del incremento de relaciones sexuales fuera del matrimonio; una relación sin la entrega real de dos personas comprometidas en su amor permanentemente. Cuando se banaliza la sexualidad aumenta el número de relaciones sexuales precisamente porque no se tiene en cuenta su trascendencia. Y aunque tengan a mano todos los anticonceptivos disponibles en el mercado se tomarán muchos más riesgos, lo que conlleva a su vez un aumento de embarazos no deseados. Como ocurre con la anticoncepción, aunque en una pareja no casada piensen que se aman y digan que lo manifiestan mediante una relación sexual, en realidad se están mintiendo mutuamente porque no están viviendo el significa profundo de dicha relación. En adición, si ocurriera una concepción “por accidente”, incluso aunque la nueva criatura no sea abortada, están cometiendo una injusticia contra ella porque los progenitores no han formado un hogar, una comunión de vida –esto es el matrimonio– que le provea las mejores condiciones posibles para su desarrollo pleno. El matrimonio no es sólo una formalidad, es un sacramento por el que el hombre y la mujer se comprometen con un amor permanente contando con la asistencia de Cristo; éste es el ambiente adecuado para el desarrollo de un niño o niña. De hecho, si no se entiende la relación sexual como donación permanente, cuando se producen embarazos no deseados, el niño con mucha frecuencia se percibe como una amenaza. Doy, por ejemplo, cifras de algunos estudios que se han hecho en Estados Unidos: el 81% de los abortos corresponden a mujeres no casadas, 72% de estas son menores de 25 años. En el estado de California, el 40% de los abortos son como consecuencia del fracaso de la anticoncepción. Pero insisto, el problema de fondo es que con la anticoncepción se banaliza el sentido La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II
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