Koinonía 2008-2009

73 del cuerpo y la sexualidad. La relación sexual se convierte en un acto superficial sin mayor trascendencia. La vida consagrada y el sacerdocio El matrimonio es la forma más común de vivir la entrega personal según hemos descrito siguiendo a Juan Pablo II, pero no es la única forma. El Papa también señala que la vida consagrada y el sacerdocio son formas de vivir la entrega personal siguiendo el modelo de la Trinidad, o más en concreto, siguiendo a Cristo. Precisamente Cristo vive su entrega personal a la Iglesia, a cada uno de nosotros, mediante la entrega de su cuerpo en la cruz. Entregar el cuerpo, recuerden, significa entregar toda la persona. En la cruz es todo Dios quien se entrega. Cristo se dona totalmente, sin reservas, al tomar la cruz y permanece entregándose por medio de su Iglesia en la Eucaristía. Él es el modelo que siguen todas las personas que toman el camino de la vida consagrada y el sacerdocio. Hemos visto que sólo podemos descubrir quiénes somos amando como Dios ama. El amor es espiritual, pero Cristo ha demostrado que el amor se expresa y realiza mediante el cuerpo. Por tanto, no es que nosotros renunciemos a vivir el sentido nupcial del cuerpo o que renunciemos a vivir en una comunión de amor a semejanza de Dios, sino que lo vivimos de una manera distinta siguiendo la llamada de Cristo y tomándolo precisamente a Él como modelo. ¿Se puede vivir así? Alguien podrá pensar que todo esto suena muy bonito, pero ¿realmente se puede vivir esto? Si somos sinceros, hablando en términos naturales, esto es imposible de vivir, tanto para los matrimonios como para los que se han consagrado en la Iglesia. Pero ya Cristo nos lo advirtió: “Sin Mí no podéis hacer nada” (Jn 5, 5). Juan Pablo II nos decía: “La Teología del Cuerpo no es solamente una teoría, sino una específica, evangélica, pedagogía cristiana sobre el cuerpo”. 55 55 Audiencia General, 8 agosto 1984. La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II

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