Koinonía 2008-2009
77 vista, la lectura del relato de la creación. El autor sagrado utiliza la concepción cosmológica de su tiempo, que es estática o fixista, para expresar la acción creadora de Dios. Durante siglos ha permanecido tal interpretación en el pensamiento cristiano. Santo Tomás piensa que la perfección del universo no creció en el pasado ni puede crecer en el futuro con la aparición de nuevas especies: “A la perfección del universo cabe añadir cada día algo cuanto al número de individuos, aunque no cuanto al número de especies” 60 . Razón: “En el séptimo día dejó de crear nuevas criaturas, pues ya no hizo nada que, de algún modo, no estuviera contenido en lo hecho” 61 A esta interpretación del origen del mundo se opone la nueva imagen de un mundo en evolución que ha ido formándose lentamente: cosmogénesis, biogénesis, antropogénesis constituyen los estadios sucesivos que han desembocado en el hombre actual. Hoy, los científicos califican a la evolución de teoría y no simplemente de hipótesis. La Iglesia ha secundado el pensamiento científico. Pío XII, en su encíclica “Humani Generis” . 62 , se refiere a la hipótesis evolucionista. Pablo VI, en cambio, siguiendo el compás de la ciencia, la califica de teoría. Juan Pablo II sigue sus pasos: “Hoy casi medio siglo después de la publicación de la encíclica “Humani Generis”, nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría se haya impuesto paulatinamente al espíritu de los investigadores, a causa de una serie de descubrimientos hechos en diversas disciplinas del saber ” 63 60 I, q. 118, a. 2, ad 2. . 61 I, q. 73, a. 2, c. De manera implícita, siguiendo el hilo de su lógica diamantina, está haciendo posible el proceso evolutivo. Propone la siguiente objeción: “Pero después del séptimo día se hicieron muchas cosas: la producción de muchos individuos, como también la de nuevas especies que aparecen con frecuencia, en especial desde animales putrefactos…” (I, q. 73, a. 1, ob. 3). Respuesta: “Después de lo que Dios hizo, nada es absolutamente nuevo, pues de algún modo está anticipado en las obras de los seis días. Pues algunas cosas preexistieron materialmente, como la mujer, que Dios formó de la costilla de Adán. Otras cosas, en cambio, preexistieron no sólo materialmente sino causalmente, como los individuos que ahora son engendrados, fueron ya anticipados en los primeros individuos de sus especies. Incluso las especies nuevas, si se dan, preexistieron en algunas potencias activas, como los animales engendrados a partir de la putrefacción, son producidos por los poderes de las estrellas y de los elementos que recibieron desde el principio; y esto es así si se producen nuevas especies animales. Hay también algunos animales que forman una especie nueva, y surgen a partir de la mezcla de animales diversos, según la especie, como del cruce del asno con una yegua sale un mulo. Otros preexistieron por semejanza, como las almas que ahora son creadas. Por eso, se dice en el Eclesiastés: Nada nuevo bajo el sol (1, 10), pues todo existió ya en los siglos que nos precedieron” (I, q. 73, a. 1, ad 3). 62 Dz 3895. 63 Pablo VI: AAS, 59, Part 2, 1966, 11 de julio, 654. Juan Pablo II: “La Biblia ofrece una luz superior que ilumina los estudios sobre el origen del hombre”, Mensaje a los miembros de la Academia De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista
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