Koinonía 2008-2009

84 naturaleza, está sujeto a sus procesos y leyes, y es objeto de las ciencias positivas. Zubiri escribe respecto del fenómeno de la hominización; “La paleontología humana y la prehistoria han descubierto una serie de hechos impresionantes, cuyo volumen y calidad han de considerarse transcendentales. Porque estos hechos científicos conducen a la idea de que el origen del hombre es evolutivo: el philum humano arranca evolutivamente de otros phila animales ” 76 . Y añade al final de su trabajo: “La evolución es un hecho razonablemente establecido por la ciencia” 77 La Academia Pontificia de Ciencias, reunida en mayo de 1982, aceptó como corporación el origen evolutivo del hombre, posición corriente en los manuales modernos de ciencias naturales. Un docto cuerpo de setenta científicos, laureados con el premio Nobel más de una tercera parte de ellos, estableció: “Estamos convencidos de que numerosas muestras de evidencia sitúan fuera de toda discusión, la aplicación del concepto de evolución al hombre y a los primates ” . 78 . 2.- Diferencia específica entre el animal y el hombre Entre el animal y el hombre media diferencia específica o de esencia, y no sólo de grado. El hombre no es un animal muy perfeccionado. Nunca el más perfecto de los animales alcanza la categoría de hombre; ni el más imperfecto de los hombres se puede considerar como el más perfecto de los animales. Son esencias distintas y no sólo de grado. El hombre se caracteriza por el progreso. El individuo que progresa es hombre. El simple hecho de usar medios en orden a lograr fines concretos no evidencia o manifiesta la presencia de individuos humanos. El castor prepara, en medio del río, un entramado de troncos donde habita seguro en el invierno. De ellos extrae también el alimento que lo mantiene. Y no es hombre. El mono golpea fuertemente con una piedra la cáscara de un coco hasta romperlo; medio para un fin. Y no es un individuo humano. Los animales emplean utensilios o instrumentos, pero no los inventan ni fabrican ni perfeccionan. Se estancan en sus modos de obrar instintivos, siempre iguales. Se atribuye a Ortega y Gasset una frase redonda que 76 “El origen del hombre”, R. de Occidente, 1964, p. 146. 77 Art. Cit., 171. 78 Cf. M. Doughty, Beyond Darwin”, Faith, vol. 16, n. 3, May-June, 1984, p. 14. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista

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