Koinonía 2008-2009

86 es, por tanto, una unión que resulta de dos elementos: alma y cuerpo, como pretende el helenismo. Los hebreos usan fundamentalmente tres vocablos para designar el hombre: nèfes , ruah , basar . Los Setenta tradujeron estas palabras al griego, por psijé , neuma , sarx , usadas frecuentemente en el N. Testamento. La Vulgata las vertió al latín por anima , spiritus , caro, que en español responden a alma, espíritu, carne. La confusión ocurre cuando al leer estos términos en las versiones griega, latina o española, se les da el sentido que encierran en el pensamiento griego, es decir, parte del hombre. Escribe Aristóteles: “Está claro, que el alma es sustancia primera, el cuerpo es materia, el hombre o el ser viviente, en general, es el conjunto de ambos ” 80 Estos términos significan otras cosas además de hombre, pero cuando designan el hombre, lo expresan en su totalidad. Escribe Eichrodt: “Por lo que acabamos de ver, podemos percatarnos de lo peligroso que resultará para la comprensión de la psicología veterotestamentaria traducir nefes por alma sin más. El término significa principalmente y antes que nada, vida…, la vida en cuanto que está vinculada a un cuerpo. Por consiguiente, nefes deja de existir con la muerte. Es posible, por tanto, decir que la néfes muere (Núm 23, 10; Jue 16, 30) ” . Al entenderlas en sentido griego, se desvirtúa el significado original propio. Es menester llenarlas del sentido de la palabra hebrea que traducen, el hombre entero, y no parte del hombre, alma o cuerpo. 81 Lo mismo debe decirse de ruah o espíritu y de basar o carne. Cuando la Escritura refiere que “Dios miró a la tierra y he aquí que estaba viciada, porque toda carne tenía conducta viciosa sobre la tierra” (Gn 6, 12), debe entenderse, como es natural, todo hombre. Nadie duda que el Verbo al hacerse carne, se hace hombre (Jn 1, 14). . La Biblia afirma que el alma come y bebe (Lc 12, 19), llora (Sal 119, 28) y se derrama en lágrimas (Jb, 30, 16). De la carne se asegura que verá a Dios (Jb 19, 26), que se comporta de manera viciosa (Gn 6, 12), que no recibirá la justificación (Rm 3, 20). Alma y carne son el hombre. “Por consiguiente, igual que sucede con néfes, se puede decir que el hombre es basar. En ambos casos se trata de la misma realidad: el hombre vivo ” 82 80 Metafísica, V II, 1037ª. . 81 Teología del A.Testamento, ed. Cristiandad, II, Madrid, 1975, p. 14. 82 Eichrodt, W., op. cit., p.152. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista

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