Koinonía 2008-2009
88 Testamento ” 89 Desde el punto de vista racional, resulta un tanto extraño entender el hombre como una unión de alma y cuerpo. El alma es la vida. “Es aquello, dice Aristóteles, por lo que vivimos, sentimos y pensamos ” . Esto quiere decir que alma, espíritu y carne significan hombre, bajo diferentes matices o aspectos. 90 . Y la vida en los vivientes es su mismo ser, frase que santo Tomás repite constantemente, siguiendo al Filósofo: “Vivere viventibus est esse” 91 Infundir un alma humana equivaldría a comunicar vida humana. El viviente sensitivo que recibiese un alma intelectiva, se despojaría de su vida sensitiva y se revestiría de otra vida nueva, de otra forma nueva de ser. Desaparecería una vida y surgiría otra. Esta sustitución, originada desde fuera –ya que el alma viene de fuera-, supondría una ruptura brusca en el ser vivo, que es impensable y que, por otra parte, desmiente la experiencia. Y tal ruptura se verificaría en la hominización, al irrumpir desde fuera el alma racional. . A un biólogo le parecerá todavía más extraño que una forma de vida más perfecta advenga desde fuera, de manera no constatable, y marque el inicio de un nuevo ser vivo, distinto en su constitución esencial del anterior. Más que extraño lo considerará mágico. En el proceso de la naturaleza, los cambios en los seres vivientes, se suceden gradualmente, desde dentro, en virtud de la constitución de los mismos seres vivos. El hombre es un supuesto racional, capaz de estar presente a sí mismo y de elegir su destino. Es “unidad en cuerpo y alma”, según enseña el Vaticano II 92 . No es el resultado de la unión de un alma y un cuerpo, sino unidad sustancial de dos principios que sólo existen mutuamente fundidos, imbricados, constituyendo una única esencia, el hombre, la persona humana. Escribe Zubiri: “El hombre es una realidad una y única: es unidad. No es una unión de dos realidades, lo que suele llamarse alma y cuerpo. Ambas expresiones son inadecuadas porque lo que con ellas pretende designarse, depende esencialmente de la manera como se entienda la unidad de la realidad humana ” 93 Otra cosa es descubrir en el todo unitario del ser humano diferentes formalidades, que las tiene: corporeidad, sensibilidad, afectividad, . 89 Ib., p. 166. 90 De anima, II, 414ª 12. Santo Tomás: “Anima est primum quo et vivimos et sentimus et movemur et intelligimus” (De anima, L. 4, n. 273). 91 1, q. 18, a. 2, sed contra; q. 54, a. 1, arg. 2; a. 2, arg. 1. 92 GS, 14. 93 “El hombre y su cuerpo”, Salesianum, Annus XXXVI, 3.3, julio-septiembre, p. 479. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista 87
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