Koinonía 2008-2009

89 capacidad intelectiva. Lo psíquico y lo somático no se dan en estado puro en el hombre. Se hallan constituyendo una nueva sustancia, una nueva esencia: el ser humano. Por eso, no parece exacto decir: el hombre es materia; el hombre es espíritu; como no sería correcto afirmar: el agua es hidrógeno, el agua es oxígeno. El agua es un nuevo cuerpo en el que descubrimos dos principios constitutivos: hidrógeno y oxígeno, pero no puros, sino formando un nuevo cuerpo, una nueva sustancia, una nueva esencia. En virtud de esta unidad sustancial, no tiene sentido preguntarse por separado acerca del origen del alma o del cuerpo. Lo propio es plantearse el origen del ser humano. Por eso, “basta tener en cuenta esta unidad sustancial del hombre para ver que no se resuelven todos los problemas con admitir la evolución para el cuerpo y excluirla para el alma. Pues toda proposición sobre el cuerpo implica otra sobre el alma, y viceversa ” 94 . El mismo cardenal Ratzinger se pregunta: “¿Se puede repartir así el hombre entre teólogos y científicos, el alma para los unos, el cuerpo para los otros?” 95 . Tanto Zubiri como Rahner sostienen que el primer ser humano procede en su totalidad del homínido prehumano; de igual manera, los hijos engendrados provienen de sus padres. Zubiri subraya: “El hombre entero es psicosomáticamente un brote evolutivo de un homínido prehumano” 96 . Rahner afirma: “No hay que tener reparo en afirmar que los padres son causa del hombre entero y, por tanto, también del alma ” 97 . Ya santo Tomás había escrito: “Aunque el alma racional no procede del acto generador, la unión, sin embargo, del cuerpo con el alma la exige el acto generador… Y, por tanto, se dice que el hombre es engendrado” 98 El origen que compete al alma, le conviene también, por necesidad al cuerpo; y, a la inversa, cuanto se dice del cuerpo hay que afirmarlo asimismo del alma. En definitiva, del hombre. Si el alma es creada inmediatamente por Dios, lo es también el cuerpo; es creado el hombre. Si el cuerpo procede por evolución de una materia viva preexistente, así, proviene también el alma: proviene el ser humano . 94 Rahner, K., op. cit., p. 27. 95 Dogma und Verkündigung, München, 1973, p. 152. 96 Art. Cit., p. 164. 97 Op. cit., p. 77. 98 De potentia, q. 3, a. 9, ad 19. La explicación de esta doctrina puede verse en 3, q. 35, a. 4, c. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista

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