Koinonía 2008-2009
91 Desde la irracionalidad, el homínido, se origina la razón, el ser humano, pero no por la irracionalidad sino por la Razón suprema que hace que la irracionalidad haga el ser racional, algo muy superior a sus posibilidades. De esta manera, la causa finita, el homínido, es elevada y capacitada para producir un efecto superior a sus posibilidades, el ser humano. Es Dios que como causa constante y continua de toda la realidad y de su crecimiento hace posible y efectivo el salto. Tratemos de explicar esta idea, es decir, cómo Dios y el homínido originan el ser humano. a) Concepto de creación Dios crea y da crecimiento, tal como lo proclama el poema de la creación (Gn 1, 1 22). Crea solo, con su poder infinito. Cuando el mundo comienza sólo existe Dios, en cuyo caso, el caos primitivo (Gn 1, 2) o polvo primordial (Prov 8, 26) o materia informe (Sb 11, 17) es producido de la nada o de su propia sustancia, por emanación, explicación está totalmente descartada, ya que caeríamos en el panteísmo. Y si hay una verdad mantenida con insistencia a lo largo del A. Testamento, es la diferencia infinita que media entre Dios y el mundo, su criatura. Por consiguiente, Dios creó el caos o polvo primitivo de la nada. Nada es lo mismo que “nullum ens” 101 ; luego, de ningún ser. En la frase “ex nihilo”, la partícula “ex” no designa la causa material que Dios utiliza para hacer la masa caótica en los comienzos, sino orden, como cuando se dice: “Ex mane fit meridies”, después de la mañana llega la tarde, tal como explica santo Tomás 102 En el efecto del acto creador de Dios no se agotó en el primer momento, al poner en la órbita de la existencia el caos o polvo primordial. Contando y utilizando estos elementos, sigue Dios dando crecimiento a su obra inicial. Congregadas las aguas, aparece “lo seco”, la tierra (Gn 1, 9). Y la tierra, por mandato de Dios, produjo vegetación: “Hierbas que den semillas y árboles que den fruto, según su especie” (Gn 1, 11). De las aguas originó Dios los peces (Gn 1, 20). Y esta producción es llamada creación en el v. 21. Del suelo, formó Dios los animales del campo y las aves del cielo (Gn 2, 19). A esta formación de animales y aves se la llama asimismo creación (Gn 1, 21). Finalmente, el hombre, como el resto de los vivientes, es formado con polvo del suelo (Gn 2, 7). Antes, en Gn. 1, 26, esta formación del hombre es llamada también creación: . Es la creación propiamente dicha, la “creatio prima”. 101 1, q. 45, a. l, c. 102 Id. ib. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=