Koinonía 2009-2010
La nueva formulación de la Misión de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico 12 acontecimiento. Celebrar implica, conocer, querer, estimar, alegrarse de algo o por algo que se valora, que merece la pena: el pastor que celebra el encuentro de la oveja perdida, la mujer que se alegra con las vecinas por la moneda perdida y hallada, el padre que ordena hacer una fiesta, celebra regreso del hijo pequeño; se celebran los cumpleaños, se consideran un acontecimiento feliz; se celebran las bodas, los bautizos, las primeras comuniones; las graduaciones, el triunfo en una competición, los logros alcanzados; se celebra el nacimiento de un niño o una niña. Si me permiten un paréntesis, la celebración es parte que debiéramos resaltar de la fe. La fe no es sólo conocer la fe, es también celebrar la fe y vivir la fe. Desgraciadamente, a veces nos hemos quedado en el mero conocimiento de las verdades que tenemos que creer, sin entenderlas. Ejemplo, yo pondría la Misa. Vamos a la Misa los domingos por obligación, por tradición, por rutina. Si uno observa las caras, ve caras de serias, cansadas, sin alegría... Lo mismo puede ocurrir en el salón de clase. Se puede dar la clase de una manera monótona, mirando al reloj, aguantando a los alumnos, y se puede dar la clase de una forma “celebrativa”, con alegría, gozando la clase, celebrando el encuentro entre profesor y alumnos, celebrando la transmisión de conocimientos… Y promover: Acudimos de nuevo al Diccionario de la Real Academia: iniciar o adelantar una cosa, procurando su logro. Levantar o elevar a una persona a una dignidad o empleo superior al que tenía. Tomar la iniciativa para la realización o el logro de algo. Como pueden ver es algo dinámico que implica crecimiento, desarrollo, perfeccionamiento, llevar a la meta, a término. La Misión consiste en celebrar y promover: la vida, la dignidad de la persona, y educarla. Son valores no negociables, de los que habló, en cierta ocasión, el Papa Benedicto XVI. Refiriéndose a los políticos que quieren comulgar, el Papa habló de la “coherencia eucarística” y recordó que “el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales; al contrario, exige el testimonio público de la propia fe”. Es decir, tiene que haber coherencia entre fe y práctica, entre fe y vida. Un político no puede defender el aborto, por ejemplo, en el foro político, y recibir la comunión en el foro privado, religioso.
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