Koinonía 2009-2010
La nueva formulación de la Misión de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico 13 Esto vale igualmente para el profesor universitario católico. Se le pide coherencia entre fe y práctica docente. Debe enseñar lo que cree, debe vivir lo que enseña. La Misión es clara en señalar los valores que se propone realizar. El primero, el más fundamental, es la vida humana, de principio a fin. Sin fisuras, sin debilitamientos, sin cesiones o concesiones. Excluidos el aborto, la eutanasia, y las intervenciones que lesionan la dignidad de la persona humana. La dignidad de la persona humana conlleva el respeto y salvaguarda de los derechos humanos y la concepción de la persona creada a imagen y semejanza de Dios, llamada y elevada a participar de la vida divina en Cristo, como hijo o hija de Dios. Y a educarla, conforme al derecho inalienable, según los valores del Evangelio, y formar la persona humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades de las que el hombre es miembro. Algo muy importante que define la Misión son los dos carriles, paralelos y complementarios al mismo tiempo, por los que transcurre y debe transcurrir su consecución, a saber: Según los valores del evangelio. En las disciplinas del conocimiento científico actualizado. De una parte la fe, y de la otra la ciencia. No como contrapuestas, sino como complementarias, pues ambas tienen un fundamento común: La Verdad. La búsqueda de la Verdad objetiva, que emana de la única y misma fuente: La Verdad Divina, la Verdad absoluta, “Jesucristo, Verdad que ilumina el camino de cada hombre”. En la más reciente Encíclica del Papa, “Caritas in Veritate”, Caridad en la Verdad, Benedicto XVI, quien si ustedes se han fijado, destaca el papel importante que juega la razón humana en el quehacer cotidiano del hombre, propone el Amor y la Verdad como los dos polos en torno a los cuales debe girar el auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Del amor dice que “es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta”. El amor, dice, “goza con la verdad”, “La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva
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