Koinonía 2009-2010
Libertad y “nuevos derechos” 34 a la imposibilidad de llevar a cabo su fundamentación racional. El dogma esencial del relativismo es precisamente que no existen verdades objetivas y universales y, por lo tanto, tampoco existen valores absolutos, virtudes, obligaciones y estilos de vida con validez universal. Al carecer de un criterio racional común para discriminar entre modelos de comportamiento y opciones de vida, cualquier elección se ha vuelto aceptable y buena, por el simple hecho de ser el objeto de preferencia de una libertad individual. Cada individuo o grupo, entonces, adoptará los valores que considere más oportunos en base a su identidad particular (étnica, sexual o religiosa) o a sus preferencias subjetivas. Y, precisamente, porque se trata de simples preferencias subjetivas, serán valores incuestionables, no tendrá sentido juzgarlos o discutirlos, porque las opciones no tienen más fundamento que los gustos y el parecer de una irrepetible subjetividad. “Las diferencias” se han afirmado progresivamente como la señal inequívoca de una autenticidad de vida; al mismo tiempo, tolerancia y respeto se han vuelto los valores indiscutibles de nuestra sociedad, el único test de una sociedad verdaderamente democrática. Cualquier discusión, crítica o disensión acerca de una de las posibles opciones de vida es interpretada inmediatamente como un intento de discriminación , un acto de intolerancia que requiere una intervención del Estado que censure y castigue al intolerante y establezca jurídicamente el derecho a aquella opción de vida. De este modo, hemos llegado a la situación actual: los legisladores, desprovistos de cualquier otro criterio de juicio para “discriminar” entre lo bueno y lo malo, tienden a considerar como su único deber el de aceptar y codificar los derechos que día tras día los grupos organizados van reclamando. 2 El ideal de una libertad sin interferencias Es oportuno regresar a un aspecto del planteamiento anterior acerca de la libertad. Dijimos que hoy en día “cualquier elección se ha vuelto 2 A este propósito son emblemáticas las declaraciones de Johanne M. Vélez García, designada procuradora de la mujer en enero de 2009, que así se expresaba en una entrevista a El Vocero : “La Constitución de Puerto Rico existe para garantizar derechos, no para restringirlos y aunque la percepción de nuestra sociedad es que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, reconocemos que hay mujeres que viven en otro tipo de relación y que también tenemos que defender y proteger. Reconocemos los derechos a todos los seres humanos”. Siempre hablando del matrimonio de personas del mismo sexo añade: “Si se parte de la premisa de que la creencia fundamental es reconocer y respetar a todos los seres humanos por igual, tienes una obligación de ser consecuente y no puedes decir que crees en la igualdad de todos los seres humanos para luego decir que ciertos hombres tienen unos derechos y ciertas mujeres tienen unos derechos” (“Con agenda clara designada a la procuraduría de las mujeres”, por Maricarmen Rivera Sánchez, en El Vocero, 22 de enero de 2009).
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