Koinonía 2010-2011

contemporaneidad de Cristo, ¿qué es lo que nos pasa? Que volvemos a la situación precedente al encuentro cristiano y, aunque seguimos hablando de Cristo y usando todas las palabras cristianas, las reducimos y nos reducimos a una de las muchas variantes de la religiosidad humana: el tentativo que cada uno hace por responder; y entonces de nuevo todo se confunde. Para el hombre moderno la fe cristiana no es, generalmente, más que un aspecto de la religiosidad, un tipo de sentimiento; esto es a lo que se ha reducido la fe: a un tipo de sentimiento con el que vivir la inquieta búsqueda de su origen y su destino, lo que es precisamente el elemento más sugerente de toda la religión. La conciencia moderna se agita para arrancar del hombre la hipótesis de la fe cristiana de que el misterio ha entrado en la historia. Y esta confusión entre fe y religiosidad penetra por desgracia también en la mentalidad del pueblo cristiano como vemos a nuestro alrededor y tantas veces en nosotros mismos. Pero existe una diferencia radical entre la dinámica de la fe y la dinámica del sentido religioso. La fe cristiana es un acto de la razón movida por la excepcionalidad de una presencia, como en el caso de los discípulos. Y mientras exista, el cristianismo será esto y ninguna otra cosa podrá confundirlo. Mientras exista un testigo que viva esto, desafiará. Esto es lo que ningún poder de este mundo puede evitar. El poder se enfada porque quiere reducir los deseos del hombre, pero hay algo (lo siento mucho por todos los poderes de este mundo y todas las sectas) que no puede evitar, que es la belleza de las montañas o la belleza del mar o la belleza de un cielo lleno de estrellas, que vuelven a despertar en el hombre todo su dinamismo humano y religioso. Es imposible. ¿Podríais imaginar una situación tan catastrófica en la que uno no se sorprendiera delante de la belleza, que uno no deseara la verdad o no se sintiera verdaderamente conmovido delante de un gesto absolutamente gratuito o delante de un panorama espectacular? ¿Podría ser posible esto? Habría que cancelar al hombre. Podemos estar en las catacumbas o que nos metan en la cárcel. Pero no podrán evitar esto, no podrán evitar que resurja constantemente el hombre delante de esta belleza. Por eso, ¡qué desafío presenta para la mentalidad moderna esta hipótesis de la fe cristiana! Que el Misterio ha entrado en la historia para evitar que nosotros decaigamos y renunciemos a lo que somos, a nuestro deseo de felicidad y de plenitud. Sin el reconocimiento del Misterio presente, del Misterio palpable, como lo tocaron Juan y Andrés o los discípulos, sin la presencia de Cristo en la vida de hombres y mujeres

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