Koinonía 2010-2011
escrituras ningún error, no solo por todo lo que directamente se refiere a las cuestiones ligadas a la fe y a las costumbres, sino también por lo que se afirma en general o es común a la Iglesia entera, o se refiere sólo en modo particular a un sólo hombre. Por lo tanto, «en las Sagradas Escrituras – prosigue Belarmino – no sólo las sentencias, sino todas las palabras atañen a la fe. Nosotros creemos que, en efecto, ningún término en la Escritura es superfluo o no usado correctamente». 16 Esta convicción, estrictamente literal, aparece sustentada ya, con mayor fuerza, al inicio de la obra belarminiana. Es verdad que en las Escrituras hay muchas cosas que no se refieren al contenido de la fe y que, entonces, no serían indispensables para la salvación. Pero, de todas formas, es necesario creer también en aquellas cosas no estrictamente conexas a la fe, simplemente porque han sido escritas en el texto sagrado. 17 El método empleado no deja dudas: si es Dios el autor de las Escrituras, entonces cada cosa en la Biblia es verdadera, independientemente de su importancia en el orden de la salvación del hombre. La cuestión decisiva de la verdad de las afirmaciones bíblicas no viene de la función que aquellas tienen dentro del proyecto salvífico divino, sino de la simple pertenencia al dato escritural: el sólo hecho de que algunas cosas, y no otras, estén insertas en la Biblia determina el valor de autenticidad de las mismas. Esta postura intransigente depende directamente de los criterios exegéticos expuestos por Belarmino en el capítulo tercero del primer Libro de las Disputationes : «Est enim Scripturae divinae proprium, quia Deum habet auctorem, ut saepe numero contineat duos sensus, literalem, sive historicum, et spiritualem, sive mysticum». 18 16 Roberto Bellarmino, Disputationes de controversiis christianae fidei adversus huius temporis haereticos , Venetiis, apud J. Malachinum, 1721, tom. II, De conciliis et ecclesia , lib. II, c. 12, p. 43 C ada frase de las Sagradas Escrituras – cuyo autor es Dios – posee, entonces, un significado literal o histórico, y espiritual o místico. El significado literal puede ser además de dos tipos, simple o figurado, mientras aquello espiritual puede ser de tres: alegórico, tropológico y anagógico. Con respeto a tal subdivisión no parecen existir sustanciales novedades respecto a los hábitos exegéticos del momento. Y, sin embargo, a Belarmino le apremia observar que las dos modalidades exegéticas, aquella literal y espiritual, se encuentran, ambas, presentes en las Sagradas Escrituras, pero de modo totalmente diferente. Si justamente, «literalis invenitur in omni sententia», diversamente «non invenitur 17 Cfr. Bellarmino, Disputationes de controversiis christianae fidei , (cit. nota 5), tom. I, De verbo Dei , lib. I, c. 4, pp. 70-71. 18 Cfr. Bellarmino, Disputationes de controversiis christianae fidei , (cit. nota 5), tom. I, De verbo Dei , lib. I, c. 3, pp. 68-69.
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