Koinonía 2012-2013

16 koinonía | anuario 2012-2013 surgido como consecuencia de la Revolución Industrial, animó el surgimiento y desarrollo de una concepción cristiana de la sociedad y el hombre, con identidad propia, y capaz de liderar una verdadera reforma social. Esta concepción cristiana del orden social que va despuntando en el siglo XIX, al socaire del surgimiento de la sociología, cuenta con dos nombres propios de extrema importancia: Henri Pesch (1854-126) y Gustav Gundlach (1892-1963). Las doctrinas liberal y marxista han desarrollado una visión económica del orden social. Frente a la visión ideológica de ambas, Pesch desarrolló una visión antropocéntrica y orgánica, que la filosofía clásica y la escolástica ya habían tratado. La formulación solidaria del orden social no se sustenta sobre reglas como la del libre mercado o la abolición de la propiedad privada de los medios de producción; sino sobre el hombre. Esto supone tener en cuenta los fines morales de la existencia humana, las orientaciones axiológicas y las normas éticas. No se trata de un modelo alternativo, sino de un modo diferente de mirar al hombre. Él es el sujeto de la actividad económica al interior de una sociedad dada y junto a otros hombres; por lo que es la naturaleza social del hombre la que opera en economía o económicamente. Dicho de otro modo: sólo si los hombres operan solidariamente, lo que Juan Pablo II llamó “la solidaridad social de todos”, pueden alcanzarse las verdaderas metas de la economía. “La doctrina social de la Iglesia sostiene que se pueden vivir relaciones auténticamente humanas, de amistad y de sociabilidad, de solidaridad y de reciprocidad, también dentro de la actividad económica y no solamente fuera o «después» de ella. El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente” (Caritas in Veritate 36). Esta mirada sobre lo económico y la actividad económica