Koinonía 2015-2016
17 instituto de doctrina social de la iglesia | pucpr un mueble de estanterías. La vitrina de Gaudí despertó gran entusiasmo entre los visitantes y el establecimiento Comella recibió una medalla de plata de la exposición. Uno de los admiradores de aquella pequeña joya exhibida en París fue el industrial catalán Eusebio Güell Bacigalupi, quien al volver a Barcelona quiso conocer al joven creador de la vitrina. Eusebio Güell se convirtió en mecenas de Gaudí, y le encargó algunas de las obras más emblemáticas y conocidas del genio de la arquitectura: el Park Güell, la Cripta de la Colonia Güell, las Bodegas Güell, el Palau Güell y los Pabellones de la Finca Güell. Y, además, también financió algunas obras menos conocidas, pero también destacables, como el mobiliario del Palau Güell y el de la Cripta de la Colonia Güell, donde el arquitecto ya utilizó el reciclaje de materiales, tan característico de su obra. Antonio Gaudí realizó con sus propias manos una serie de extraordinarias luces para los distintos altares de la Cripta del Templo expiatorio de la Sagrada Familia. Padecía artrosis y su médico le aconsejó trabajar con sus manos para que la enfermedad no progresara. El lunes 7 de Junio de 1926 a las 17:30, el tiempo suavemente cálido anunciaba el fin de la primavera, pronto llegaría el calor y con él se atenuarían los dolores de Gaudí, a veces tan vivos. El verano era su estación preferida, significaba un alivio del reuma en sus tobillos, le permitía sentirse vitalista, olvidarse por unos meses de escaldar sus manos llenas de sabañones en el agua que bullía en el infiernillo del estudio. Aquel lunes se despidió del escultor Vicenç Vilarrubias diciéndole: “Vicenç, mañana venid temprano, que haremos cosas muy bonitas”. Antonio Gaudí trabajó en el Templo expiatorio de la Sagrada Familia desde noviembre de 1883 (tenía 31 años) hasta junio de 1926, más de cuarenta años y de una manera exclusiva los últimos doce años. Se identificó con el fin de la obra, como indica el texto del acta de la primera piedra del 19 de marzo de 1882 : “Despierte de su tibieza los corazones adormecidos. Exalte la fe. De calor a la caridad…”
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