Koinonía 2015-2016

36 koinonía | anuario 2015-2016 República Dominicana, pero convenía que fuese modelo de vida para los obispos allí congregados. Benedicto XVI prefirió enviar al Cardenal Prefecto de la Congregación de Santos a beatificar a los venerables en sus respectivas diócesis y países de origen. Sólo solía canonizar él mismo, muchas veces en Roma, otras veces en las respectivas diócesis de dónde provenía el santo. Una vez declarado beato, esta persona puede recibir culto litúrgico dentro de su congregación de origen o en una diócesis o país donde vivió el beato. Es el caso de nuestro Beato CarlosManuel. Todavía queda la última fase del proceso: la canonización. Para darseesteúltimopaso, serequiereel reconocimientodeotromilagro, posterior a la beatificación, probado por el mismo procedimiento riguroso que el anterior, con los tribunales diocesanos y luego la revisión detallada y minuciosa de la Congregación de las Causas de los Santos y sus equipos de consultores y expertos. Si todo el proceso se vuelva a dar y es positivo, se procederá a otra ceremonia solemne donde el Papa, a petición del Cardenal Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y el postulador, le piden lo inscribirá en el martirologio universal y pueda celebrarse su fiesta en todas partes del mundo. Luego de leerse una breve biografía del beato la letanía de los santos es cantada y el Papa hace el pronunciamiento solemne de que ya es santo. El pueblo responde con un solemne “Amén”. Usualmente una imagen grande del santo es desplegada en público y si es en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, se cuelga un gran tapiz desde alguno de los balcones de la fachada de la Basílica. Esta declaración o bula pontificia goza de la infalibilidad o la garantía absoluta de que la Iglesia goza. Ella no puede recomendar que se pida la intercesión de alguien que no está en el cielo. Esto sería promover un culto falso a Dios. Nadie está obligado a rezarle a dicho santo, como dice nuestro refrán “no es santo de mi devoción”, pero nadie puede negar que esa alma está ante el trono de Dios en el cielo y que no se equivoca el que pide su intercesión o trata de seguir su ejemplo.

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