Koinonía 2015-2016

41 instituto de doctrina social de la iglesia | pucpr un sacrificio continuo para gloria de Dios y el bien de las almas. Gaudí decía que era de suma importancia encontrar para qué sirve cada uno. Cada cual debía reconocer sus cualidades y trabajar con gusto, con amor, con convicción. Nadie es inútil. 4 Todos servimos. Él encontró a Quién y para qué él servía. Y cuando le comentaban que no acabaría su obra del templo Expiatorio, decía que su Amo no tenía prisa… Sin prisa se va logrando el reconocimiento por parte de la Iglesia de la santidad genial de este arquitecto de Dios. Si cuaja su proceso íntegro será el segundo artista, sólo adelantado por el beato Guido di Piero, Fra Angélico (1395- 1455), en ser elevado a los altares. Lo que dijo el Papa Benedicto XVI al consagrar la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona en noviembre de 2010 viene muy al caso: “En este recinto, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Así unió la realidad del mundo y la historia de la salvación, tal como nos es narrada en la Biblia y actualizada en la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo, para que toda la creación convergiera en la alabanza divina, pero al mismo tiempo sacó los retablos afuera, para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. De este modo, colaboró genialmente a la edificación de la conciencia humana anclada en el mundo, abierta a Dios, iluminada y santificada por Cristo. E hizo algo que es una de las tareas más importantes hoy: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza. Esto lo realizó Antoni Gaudí no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre; es la raíz de la que brota el tronco de 4 De la Piedra al Maestro, Etsuro Sotoo y José Manuel Almuzara, Palabra, 2010, p. 36.

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