Koinonía 2015-2016

55 instituto de doctrina social de la iglesia | pucpr necesitamos ojos nuevos para ver la verdad de dios La bondad de Dios se concreta en que Dios está a favor de la vida de los pobres, en que ama con ternura a los privados de vida, en que se identifica con las víctimas del empobrecimiento. ¿Y nosotros/as? Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona y escucha el clamor de su pueblo. « El Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y levanta al caído; el Señor protege a los extranjeros y sustenta al huérfano y a la viuda; el Señor ama a los justos y entorpece el camino de los malvados » (146,7-9). Así pues, la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón que proviene de la cercanía con el que sufre. Jesús, ante la multitud de personas que lo seguían, viendo que estaban cansadas y extenuadas, perdidas y sin guía, sintió desde lo profundo del corazón una intensa compasión por ellas (Mt 9,36). A causa de este amor compasivo curó a los enfermos que le presentaban (Mt 14,14) y con pocos panes y peces calmó el hambre de grandes muchedumbres (Mt 15,37). En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales que, con frecuencia, el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! (3) ¿Existen también en

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=