Koinonía 2015-2016
56 koinonía | anuario 2015-2016 Puerto Rico? Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos, de los corruptos, de los bonistas. En este Jubileo la Iglesia está llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y el compromiso por la transformación de esa realidad. La indiferencia humilla, anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, y de Puerto Rico, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Será posible que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo. ¿Desde dónde se oye ese grito en nuestro país? Francisco expresa su deseo de que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. El término “misericordia” hay que entenderlo bien, porque puede connotar cosas verdaderas y buenas, pero también cosas insuficientes y hasta peligrosas: sentimiento de compasión (con el peligro de que no vaya acompañado de un compromiso y práctica), “obras de misericordia” (con el peligro de que no se analicen las causas del sufrimiento), alivio de necesidades individuales (con el peligro de abandonar la transformación de las estructuras), actitudes paternales (con el peligro del paternalismo)... el corazón de carne y el principio-misericordia El corazón de carne es el que ve a un herido en el camino, se
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