La convocatoria de una semilla: Fundamentos y dinámicas del desarrollo constitucional de Puerto Rico | Cuarta Edición

117 la convocatoria de una semilla: fundamentos y dinámicas del desarrollo constitucional de puerto rico Las constituciones deben ser un documento fundamental, de gran reverencia y de escasas enmiendas, pues si se alteramucho, pierde respeto, estabilidad y permanencia. Ese es el segundo legado. La inspiración al servicio público sacrificado, honrado y comprometido es el mensaje escrito con las vidas de sus participantes, que merece el más alto grado de aprecio y agradecimiento. Esa generación y su líder principal tenían una especial empatía con el pueblo sufrido, con aquellos por quienes: «He ahogado mis sueños, / Para saciar los sueños que me duermen en las venas / De los hombres que sudaron y lloraron y rabiaron / Para sazonar mi café...». 189 Esa generación legó la misión con sentido colectivo de su ser, de unidad de aspiraciones. Al izar la bandera puertorriqueña y proclamar la vigencia de la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico el 25 de julio de 1952, el entonces gobernador don Luis Muñoz Marín sentenció: Voy a izar, cuando termine mis palabras, la bandera del Pueblo de Puerto Rico, al fundarse el Estado Libre en voluntaria asociación de ciudadanía y afecto con los Estados Unidos de América. El Pueblo verá en ella el símbolo de su espíritu ante su propio destino y en el conjunto de América. Junto a la bandera de Estados Unidos, la del pueblo más pequeño del hemisferio significa que a los pueblos, como a los hombres, la democracia los declara iguales en dignidad. Puerto Rico se honra al ver flotar su bandera junto a la de la gran Unión americana; y la Unión, por lo grande que es en su conciencia democrática, ha de sentirse satisfecha de que la bandera de un pueblo de tan esforzado espíritu en tan pequeña extensión le rinda el tributo de su libre compañía en las astas de la libertad. La bandera de Puerto Rico no es de estrecho nacionalismo ni proscribe el amor y el respeto que con honda naturalidad sienten los puertorriqueños hacia los demás pueblos de la tierra. Es de todos los puertorriqueños. Es de los que la usaron con el terrorismo en el pasado y de los que la levantan como insignia de paz y de valor en el presente. Al rescatarla para Puerto Rico, lo hacemos para los mismos que quisieron reducirla a enseña de división. La rescatamos para la unidad que, en su libre diversidad de pensamiento, debe presidir la vida de todo buen pueblo. Vemos en ella reflejada, no la desconfianza en otros, sino la confianza en 189 Luis Muñoz Marín, «Panfleto», poema reproducido en Memorias , Vol. I , supra , p. 221.

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