La convocatoria de una semilla: Fundamentos y dinámicas del desarrollo constitucional de Puerto Rico | Cuarta Edición

19 la convocatoria de una semilla: fundamentos y dinámicas del desarrollo constitucional de puerto rico caminos de rumbo incierto, plagado de esperas interminables, avances comedidos y retrocesos desalentadores, giros, tumbos y caídas, renovada esperanza y sueños rotos». 1 Esa es quizá la naturaleza de la vida política. Se entiende que, al repasar las luchas políticas del País y las de los doscientos años anteriores, se sabe que las batallas son muchas y que los resultados siempre son temporales; por eso es preciso recordar la cita que se posaba sobre el hombro de un joven gobernador y que decía: «En la actividad política los hombres navegan por un mar sin fin y sin fondo, no hay puerto, ni refugio, ni suelo, ni anclaje, ni punto de partida, ni punto de llegada. La empresa es mantenerse a flote con el timón firme». Y el joven gobernador añadía: “[…] No hay victorias finales en política. Cada época presenta nuevos retos y exige nuevas luchas”. 2 Si se atienden estas lecciones, que obligan a estudiar sin pretensiones de perfección, podría decirse que la historia puede cambiarse, que el destino político es quehacer de seres humanos, 3 y que nuestra historia justifica esa aseveración. Al comenzar el análisis del entorno político puertorriqueño, se observan unas constantes que se ilustran con la historia. Los desarrollos políticos en Puerto Rico, y en muchos lugares del mundo, corren de la mano de tres circunstancias: • Las crisis internacionales que afectan a las metrópolis tienen un efecto multiplicador, a veces insospechado, en la vida política de Puerto Rico. Así sucedió con: • la invasión de Francia a España, conflicto que provocó primero las Cortes de Sevilla y, luego, las de Cádiz, con la participación de 28 delegados de América, 280 de España y el primer constituyente puertorriqueño; 4 • las tensiones del preludio de la guerra Hispanoamericana 1 José Trías Monge, Historia constitucional de Puerto Rico , Tomo I, Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, (1980), p. 1 2 Rafael Hernández Colón, Retos y luchas , San Juan, (1991), p. 346. 3 Al final de su discurso inaugural de dieciséis minutos, el presidente John F. Kennedy expresó un pensamiento similar: “With a good conscience our only sure reward, with history the final judge of our deeds, let us go forth to lead the land we love, asking His blessing and His help, but knowing that here on earth God’s work must truly be our own”. 4 José Trías Monge, Historia constitucional de Puerto Rico, Tomo I, supra , pp. 34-35. La participación de los delegados americanos fue aumentando con el transcurso de las Cortes y consiguiendo su igualdad proporcional al ponerse en vigor la Constitución.

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