La convocatoria de una semilla: Fundamentos y dinámicas del desarrollo constitucional de Puerto Rico | Cuarta Edición

194 pontificia universidad católica de puerto rico El taxista Ortiz Molina fue entrevistado por el periódico San Juan Star y reveló que los dos jóvenes estaban vivos cuando se rindieron. Los periodistas Manny Suárez y Tomás Stella, de ese periódico, fueron componiendo lo que realmente sucedió ante la continua negación de las autoridades. El gobernador Romero Barceló, el Departamento de Justicia de Puerto Rico y el FBI dificultaron la investigación y encubrieron los hechos durante años. En 1980 el gobernador Romero Barceló fue elegido en una controvertida elección, yMiguel Hernández Agosto, presidente del Senado por el Partido Popular Democrático. Este ordenó una investigación a la Comisión de lo Jurídico del Senado, bajo la presidencia de Francisco Aponte Pérez, expresidente del Colegio de Abogados. La Comisión designó al ex fiscal Héctor Rivera Cruz como director de la pesquisa y al investigador del escándalo de Watergate y profesor de la Universidad de Georgetown Samuel Dash. Hernández Agosto se dedicó personalmente a supervisar la investigación. El Poder Ejecutivo cuestionó consistente e infructuosamente en los tribunales la potestad investigativa de la Legislatura. En esa controversia el Poder Legislativo legitimó los alcances de sus prerrogativas y estableció la jurisprudencia sobre el particular. Los secretarios de justicia Carmen Rita Vélez Borrás, Héctor Reichard y Gerardo Carlo renunciaron o tuvieron que renunciar a sus puestos por discrepancias con el gobernador Romero Barceló sobre las investigaciones y acciones del Gobierno en este caso. Fruto de una rigurosa investigación, la cual se televisó a todo Puerto Rico, se desmanteló la versión oficial de que los jóvenes habían muerto en el intercambio inicial de disparos. Un especialista forense estadounidense testificó, arrodillado, explicando por dónde entraron y salieron las balas, y demostró que los jóvenes estaban de rodillas, y las quemaduras en los cuerpos y las ropas de los jóvenes significaban que los disparos se hicieron literalmente a quemarropa. El agente Miguel Cartagena testificó bajo inmunidad y dijo que el director Pérez Casillas les había dado instrucciones previas de que: «esos terroristas no deben bajar con vida», y que vio a los jóvenes vivos, y los rifles de los policías rebotando de las descargas cuando los ejecutaban.

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