La familia puertorriqueña: un acercamiento socio-histórico
27 la familia puertorriqueña: un acercamiento socio - histórico la institución familiar. Específicamente, en cuanto al empleo, las estadísticas de la Junta de Planificación estiman que en Puerto Rico se han perdido 200,000 empleos en los pasados cinco años (Villamil, 2012). De estos, el 85% ha sido en el sector privado. En estos momentos, los números del Departamento del Trabajo estiman los niveles de desempleo entre un 14 y 15%. La tasa estimada de fuerza laboral ronda las 907,200 personas en un país de 3.5 millones de habitantes, o sea, que el 26% de la población sostiene laboralmente al restante 74%. En términos del impacto en la familia, la crisis en el empleo se manifiesta con mayor crudeza en la pérdida de hogares debido a la incapacidad de pago de las hipotecas. Los datos ofrecidos por la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras sostienen que durante los primeros seis meses de 2013, unas 2,150 familias ya habían perdido sus hogares. En el 2012, un total de 3,814; en el 2011 otras 3,188; en el 2010 hubo 3,162 ejecuciones; en el 2009, unas 2,454 y en el 2008 unos 2,357 hogares terminaron con sus casas reposeídas por los bancos. Un estimado general establece que unas 17,125 familias en Puerto Rico han perdido sus hogares durante los pasados cinco años. Esto a su vez, genera serias consecuencias en la salud mental de los padres y madres que cada día pierden su capacidad para generar ingresos económicos. Otro importante impacto de la crisis económica en la familia puertorriqueña ha sido el problema de la pobreza y la dependencia. Al presente, el 45% de la población vive bajo los niveles de pobreza. De acuerdo con las estadísticas del Departamento de la Familia, en Puerto Rico actualmente cerca de 60,000 familias (1.3 millones de personas) reciben fondos federales e identifican estos ingresos como su única o principal fuente de recursos. Estas cifras abonan a la seria desigualdad social que experimenta nuestro país en donde el 20% de la población más rica ostenta el 60% del ingreso, mientras que el 20% más pobre solo recibe el 1.7% (Villamil, 2012). Estos datos nos colocan como el territorio con mayor desigualdad económica en todos los Estados Unidos. Conjuntamente, otro impacto significativo que actualmente recibe la familia puertorriqueña como secuela de la crisis económica, es la emigración. Además, desde la década del 70, en Puerto Rico se ha manifestado una marcada reducción en la tasa de fertilidad. Para la
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