La familia puertorriqueña: un acercamiento socio-histórico
38 cuaderno de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico de las víctimas estaban entre los 20 y 39 años; y que el 44% poseía un bachillerato, una maestría o un doctorado. Otros datos significativos, establecen que el 61% sufrió de maltrato diario o semanal y el 78% no percibió la violencia durante el inicio de su relación. El 90 % de las mujeres tenía hijos (78 % con el agresor), 39% de ellas experimentó maltrato en su familia y el 31% en una relación anterior. El 35% de la muestra tardó más de tres años para pedir ayuda; 56 % informó no reportar la violencia pormiedo y 40%por la esperanza de que la situación cambiara. Finalmente, entre las razones para reportar la violencia, 62% lo hizo por miedo a perder su vida y 21% por proteger a sus hijos. Sobre este estudio, Muñiz Gracia (2012), sostuvo que el 42% contó por primera vez el maltrato a un familiar, 33% lo hizo a un amigo o amiga y 11% a un operador del sistema de emergencias 911 o a un miembro de la Policía. Sobre los agresores, Pineda Dattari (2012) explicó que el estudio mostró a éstos como un hombre de entre 20 y 49 años, 16% presentaba tener un bachillerato, maestría o doctorado. Además, que el 58 % trabajaba, 21% exhibía alguna enfermedad mental diagnosticada, 43% consumía alcohol excesivamente y 36% consumía drogas ilegales. Las consecuencias de la violencia en la victima varían dependiendo de la magnitud de la violencia y el tiempo de la exposición a la misma. La mujer puertorriqueña típicamente, refleja los problemas y lesiones físicas causadas por la violencia. Presenta, además, baja autoestima, responsabilidad y culpabilidad por la agresión, constante miedo y temor, pobre control sobre su vida, dificultad ante la toma de decisiones, aislamiento social, codependencia hacia el victimario y síntomas de depresión y ansiedad. La violencia contra la mujer es un fenómeno que va incrementando en la sociedad puertorriqueña. La misma se presenta en diferentes modalidades, siendo la física y la psicológica las más comunes. Sin embargo,elperfildeesamujercomovíctimahacambiadodrásticamente. En términos generales, hoy la víctima es académicamente más educada, profesional, pero desempleada y dependiente de ayuda gubernamental. Además, expuesta a la violencia en su hogar de origen y en relaciones previas. Esta violencia que experimentan de manera directa o indirecta, afecta a los hijos, quienes al llegar a la edad adulta podrían repetir estos patrones de conducta: víctima y agresor.
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