Homilía | Magna Clausura del Año de la Fe

clausura del año de la fe pontificia universidad católica de puerto rico 4 por este año de gracia, y proclamar y profesar como pueblo de Dios, a nivel de toda la isla, reunido en torno a la que es Madre y Patrona de Puerto Rico, Nuestra Señora de la Divina Providencia, la fe en el amor de Dios, manifestado en su Hijo Jesucristo, muerto y resucitado. El amor de Dios hacia el hombre, que se manifiesta, particularmente, en que Dios envió al mundo a su Hijo unigénito para que nosotros vivamos por Él. En eso consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo, víctima expiatoria de nuestros pecados (Jn. 4,8-10), para que nadie tenga duda del Amor de Dios. “La mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo se encuentra, precisamente, en su muerte por los hombres. Si dar la vida por los amigos es la demostración más grande del amor (pues no hay amor más grande que el que da la vida por el ser que ama, Jn. 15,13) Jesús, el Hijo enviado del Padre, ha ofrecido la vida por todos, también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones“. (Lumen Dei, n.16). “La vida de Jesús es la intervención definitiva de Dios, lamanifestación suprema de su amor por nosotros. La Palabra que Dios nos dirige en Jesús, no es una más entre otras, sino su Palabra eterna” (n. 17) “La muerte de Cristo manifiesta la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de la resurrección. Cristo resucitado es testigo fiable, digno de fe, y apoyo sólido para nuestra fe. Si el amor del Padre no hubiese resucitado a Jesús de entre los muertos, no sería un amor plenamente fiable, capaz de iluminar también las tinieblas de la muerte”. (n.17) Dios es amor, y porque es amor, por amor nos envió a su Hijo, quien nos reveló la plenitud de su amor en su pasión, muerte y resurrección. Alguien ha dicho (C.H. Dodd) “El amor no es solamente una de la actividades de Dios, sino que toda su actividad es una actividad amante”. Todo cuanto hace, lo hace para amar. El amor de Dios por los hombres ha sido un amor misericordioso, totalmente desinteresado, gratuito y generoso. El amor no está en que nosotros le hayamos amado, sino en que Él nos amó primero. Nuestro amor no es otra cosa que la respuesta al amor

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