Homilía | Magna Clausura del Año de la Fe
homilía de ser mons. félix lázaro martínez, sch.p. obispo de ponce y gran caciller martes, 19 de noviembre de 2013 | auditorio juan “pachin” vicéns de ponce 5 que Dios nos ha tenido primero. “La fe cristiana es fe en el amor de Dios, en su capacidad de transformar el mundo e iluminar el tiempo” (n.15), “La fe nace del encuentro con el Dios vivo que nos llama y nos revela su amor, es un encuentro con el amor de Dios, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida”. (n. 4). San Juan concluye: “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él”. (1 Jn. 4,16), con lo que nos está diciendo que la fe es la respuesta al amor de Dios. Creer, es creer que es verdad lo que Jesús nos dice, pero creer es también creer a Jesús aceptando que su Palabra es testimonio porque Él es veraz. Y creer es c reer en Jesús acogiéndolo personalmente, amándolo y siguiéndolo a lo largo del camino. A veces me pregunto si no será que nos estamos olvidando del amor de Dios, y nos estamos olvidando de amar a Dios, el motivo del deterioro que está sufriendo la sociedad y de la crisis económico-político-social, religiosa y familiar que padece nuestro pueblo, nuestro querido pueblo de Puerto Rico, yme atrevería a decir que el deterioro que sufre nuestra sociedad es consecuencia, por lo menos, del alejamiento de Dios y de la falta de fe. Es verdad que estamos en tiempos difíciles, aunque a decir verdad, nunca han sido tiempos fáciles para la Iglesia y el evangelio. San Juan exhortaba en su tiempo a los suyos a guardarse de los ídolos: “Hijos míos, guardaos de los ídolos”, les escribía en la primera de sus cartas (1Jn.5,11): “No os fieis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo”(1 Jn. 4,1) Hoy podrían citarse a modo de falsos profetas contemporáneos entre otros, la filosofía del New Age; las propuestas teológicas que presentan de un modo deformado el Misterio de Cristo; el materialismo, hedonismo y consumismo reinantes; el relativismo rampante, los continuos ataques contra la vida y la familia y la dignidad humana. San Pablo por su parte, gran conocedor del hombre y de sus instintos, prevenía a su discípulo, el joven Timoteo, de las falsas enseñanzas,
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