Mensaje de la Madre Teresa de Calcuta en la UCPR (5 de julio de 1986)
12 pontificia universidad católica de puerto rico la calle en estado de miseria. Me acerqué a él, tomé su mano y le pregunté cómo estaba. Me miró y dijo: “¡Oh, después de tanto, tanto tiempo, siento el calor de una mano humana!” Miren, aquel hombre irradiaba alegría. l se sentía feliz de encontrar a alguien que lo amara, de poder sentir el calor de una mano humana. En otra ocasión me sucedió que abrimos una casa en Australia, y allí fuimos a ver a la gente pobre. Una vez entré a una casita donde estaba una persona muy pobre. Yo quise limpiar su hogar y lavar sus ropas. En su cuarto encontré una preciosa lámpara cubierta de suciedad y le pregunté a la persona: “¿Enciende usted esta lámpara?” l dijo: “¿Para quién? Por años nadie ha venido a verme.” Le pregunté: “¿Encendería usted la lámpara si mis hermanas vinieran a visitarlo?” l contestó: “Sí.” Entonces las hermanas comenzaron a ir allá. Después de dos años, él me envió un mensaje con ellas: “Díganle a mi amiga que la luz que ella prendió en mi vida está todavía encendida.” Algo tan pequeño, sin embargo, despertó nueva vida, nueva alegría en la vida de esta persona. Ahí es donde comienza el amor; ¡en el hogar! Observen su propia familia, ¿tiene a alguien que se sienta solo, que esté enfermo, que se sienta no deseado? Comiencen allí, si ustedes quieren ser verdaderamente discípulos de Cristo. Porque Jes s dijo: “si se aman unos a otros, entonces sabrán que ustedes son mis discípulos.” (Jn. 13:35) Ustedes, jóvenes que se están preparando para hacer de su patria algo hermoso para Dios, ustedes deben aprender a rezar. Pídanles a sus profesores que les enseñen a rezar. Y si ustedes rezan, ustedes tendrán fe. Y si ustedes tienen fe, estarán capacitados para amar. Y si ustedes realmente aman, naturalmente ustedes compartirán ese amor con otros. ¡El futuro de su patria descansa tanto, tanto en sus manos!
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