Mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña
116 pontificia universidad católica de puerto rico el crecimiento de esta unidad básica de la sociedad”. Es la madre la que sufre por sus hijos. En especial sufre cuando están enfermos o van por mal camino. Sufre por la muerte de los seres queridos, cuando es abandonada por sus hijos, sufre por sobrevivir y por las injusticias, entre otros (san Juan Pablo II, 1988). En este sentido, el papel principal de la mujer es la procreación. Esta es considerada la fuente de la sensibilidad femenina, con respecto de la vida y del crecimiento humano. “Sed misioneras del evangelio de la vida, para que la cultura social, económica y política de nuestro tiempo adquiera su propia dimensión ética (San Juan Pablo II, 1993). Lamadrecrea lazos indisolublesconloshijos. Establececomunicación profunda con ellos. Tanto a nivel físico como afectivo y espiritual. No solamente en el tiempo de gestación, sino el resto de su vida. La madre educa a sus hijos siendo ella misma (Stubbemann, s.f.). A su vez, la mujer en su rol de madre, desarrolla dotes de empatía con sus hijos. Estas dotes son para captar deseos y fuerzas desconocidas; presentir cosas que no son y luego serán, con el fin de proteger a sus hijos (Stein, 1998). De igual importancia, está la dual tarea de la madre de cuidar y velar por los hijos y por el marido a la vez. Esta tarea presupone una capacidad de servicio generoso. Su tarea principal es prepararlos para el cielo. Por lo que, su tarea sobrenatural es “encender, o hacer más luminosa, la llama del amor de Dios en el corazón del esposo y de los hijos” (Stein, 1998). Por otro lado, la madre también es maestra de la vida. Ella ayuda a sus hijos a crecer, los forma, los enriquece. Es la madre la que transmite fe y valores. Pasa más tiempo con sus hijos. Por lo que educa a los hijos para que se conviertan en personas autónomas y maduras. La madre “influye en la adquisición de hábitos, forma su carácter, imprime reciedumbre, tenacidad y perseverancia” (Suazo, 2015). De otra parte, está la dimensión de la castidad. Esta constituye la entrega a Dios, a través de la vida consagrada. Es en esta dimensión donde la mujer es semejante a María. Esta virtud se manifiesta viviendo lo que dicen los evangelios. En especial, la castidad, la pobreza y la obediencia. La castidad es un camino, un modo de vida. A través de ella, la mujer
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