Mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña

19 mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña la mujer en la sociedad Esta mujer puertorriqueña, que tantas virtudes espontáneas atesora, que tan nobles ensueños acaricia, que tan alta razón despliega en el consejo de familia y tan enérgica, voluntad del infortunio, que tan asombrosa perspicacia manifiesta y con tan poderosa intuición se asimila los conocimientos que el aumento de civilización diluye en la atmósfera intelectual de nuestro siglo; esta mujer puertorriqueña, tan rebelde pero tan digna, como dócil y educable por tan buena, es digna de la iniciación científica que está destinada a devolverle la integridad de su ser, la libertad de su conciencia y la responsabilidad de su existencia (Ricardo, 2011). La mujer, en cualquier lugar del mundo, pero en especial en Puerto Rico, se ha destacado en la educación, política, judicatura y cultura. Es ella la llamada a evangelizar a través de las tareas cotidianas que realiza en la sociedad. “Es un llamado a las mujeres a involucrarse en la política, economía, trabajo, derecho y cultura de forma tal que lleven el mensaje de la salvación” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 2004). Según san Juan Pablo II (1995), la mujer aporta a la sociedad en los múltiples roles que desempeña. Su contribución se realiza desde su naturaleza espiritual, cultural, sociopolítica y económica. A continuación se detalla cada una de estas dimensiones. la mujer en la educación Durante los siglos de la colonia española, las mujeres resistieron, sobrevivieron y buscaron cómo educarse. Específicamente, querían aprender a leer y a escribir, porque los libros les abrirían la puerta a un mundo nuevo, al mundo de las ideas. Para ese entonces, era una creencia prevaleciente que a las mujeres no se les debía educar. Históricamente ellas han sido las encargadas de la enseñanza de las tradiciones culturales. También se les enseñó a aceptar el sufrimiento con abnegación, a tolerar la adversidad y el dolor, y a sobrevivir. En realidad, los primeros oficios y profesiones que ocuparon las mujeres fueron una extensión de sus tareas domésticas y de la cultura prevaleciente. Por ejemplo, las mujeres se adiestraron como comadronas

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