Mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña
90 pontificia universidad católica de puerto rico mero organismo, sino en función de su potencialidad del funcionamiento reproductor. Por lo que, el mismo constituye una fuerza energética que lo anima. Esta es la misma fuerza que enerva los discursos sobre la maternidad. Al mismo tiempo, la mujer como miembro fundador de la familia, primera célula que forma la sociedad, tiene un papel importante en la creación, formación y mantenimiento de valores de las personas que la integran. Su sueño de tener hijos, su naturaleza de ser madre, se hace realidad. Pero también es allí donde empieza su mayor responsabilidad con la sociedad. En la actualidad, el desarrollo tecnológico y social permite a la mujer alternar diferentes papeles. Ser madre, esposa, ejecutiva, empleada y ama de casa, son funciones todas de la misma importancia, a las que ella imprime su sello inconfundible. Sin embargo, su nobilísima función de madre no siempre es bien recompensada. Solo un día al año se recuerda, a pesar de que ella mantiene unida física y moralmente a la familia, llevándola adelante, hora tras hora, todos los días, constituyéndose en el personaje central en la vida de los hijos, que les proporciona compañía, así como una pauta de valores. A su vez, ser madre significa para la mujer una experiencia rica en sentimientos, pero también llena de conflictos. Vive los logros de sus hijos, y sus fracasos los siente como propios; y es que entre madre e hijo existe una comunicación única, que el sociólogo René Spitz ratifica en su teoría: La pareja humana del niño es la madre irreemplazable. De otro modo, la mujer comienza a vivir la independencia de sus hijos cuando llega el primer día de ir al colegio. Es en ese momento cuando una lágrima deja asomar, y junto con el padre, debe enseñarles a valerse por sí mismos, dentro de ciertos parámetros culturales que la sociedad espera de un hombre, de una mujer, pero partiendo siempre de los pilares sólidos de amor y comprensión del hogar. Con regaños y fuertes llamados de atención, ella primero moldea nuestro comportamiento, sin negar en ocasiones la oportunidad a la palmada que enseña que a los hermanos no hay que pegarles y a las plantas no maltratarlas. Pero cuando el niño va creciendo, la enseñanza
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