Perfil del cuidador informal del adulto mayor en Puerto Rico

16 pontificia universidad católica de puerto rico tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” ( Dt 5, 16). Como se observa, en este mandamiento está implícito el deber de los hijos de atender a sus padres en la vejez y en momentos en que no puedan valerse por sí mismos. De forma más clara, el libro de Eclesiastés, ( Ec 27, 16) señala: “Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.” Así también en el libro de Eclesiástico se sentencia que: “Quien desampara a su padre es un blasfemo, un Maldito del Señor quien maltrata a su madre” ( Eclo , 3, 16). Por otro lado, en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio de 1981 , san Juan Pablo II, hace múltiples referencias a los adultos mayores y a la necesidad de incorporarlos en la sociedad y de cuidarlos cuando fuera necesario. Así pues, por ejemplo, señalaba el santo padre en dicho documento que: “Todos los miembros de la familia, cada uno según su propio don, tienen la gracia y la responsabilidad de construir, día a día, la comunión de las personas, haciendo de la familia una ‘escuela de humanidad más completa y más rica’ es lo que sucede con el cuidado y el amor hacia los pequeños, los enfermos y los ancianos ; con el servicio recíproco de todos los días, compartiendo los bienes, alegrías y sufrimientos.” (Juan Pablo II, 1981, Cáp. 1, No. 21, destacado nuestro). Asimismo, en la Carta Encíclica Laudato Si , el papa Francisco (2015) al hablar sobre el relativismo práctico plantea que: La cultura del relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados, o convirtiéndola en esclava a causa de una deuda. Es la misma lógica que lleva a la explotación sexual de los niños, o al abandono de los ancianos que no sirven para los propios intereses. Es también la lógica interna de quien dice: “Dejemos que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía, porque sus impactos sobre la sociedad y sobre la naturaleza son daños inevitables”. Si no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos y de las necesidades inmediatas, ¿qué límites pueden tener la trata de seres humanos, la criminalidad organizada, el narcotráfico, el comercio de diamantes

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