126 pontificia universidad católica de puerto rico De otra parte, en lo que atañe a las tareas de la vida diaria en las que el cuidador informal asiste o apoya al adulto mayor, resaltan: preparación de alimentos (64.8%), administración de medicamentos (57.9%), limpieza del hogar (69.5%) y transporte a las citas médicas o para la compra de alimentos (81.1%). De igual forma, los cuidadores también reportaron que realizan gestiones relacionadas con la administración del dinero, el cuidado de las mascotas y el acompañamiento emocional. Para algunas de estas tareas, los participantes indicaron que recibían apoyo de algún familiar cercano (73.9%). Estos hallazgos son consistentes con lo expuesto por Borghi et al. (2013) y Lozano (2018) en sus respectivos estudios. En cuanto al aspecto socioeconómico y laboral, los cuidadores informales participantes del estudio poseen un empleo fuera del hogar (62.5%). Dentro de lo reportado por estos, la mayoría está empleado para una empresa privada (53.9%). No obstante, también hay un grupo que labora en agencias públicas o gubernamentales (24.2%), así como aquellos que tienen empleo propio o autoempleo (20.4%). Un aspecto importante es que las jornadas laborales de estos cuidadores mayormente son a tiempo completo (51.1%), seguido de horario flexible (28.3%) y jornada parcial (18.6%). Estos tardan aproximadamente 30 minutos en llegar a su lugar de trabajo (29.8%). Para estos cuidadores lo devengado de sus empleos es su ingreso económico principal (62.2%). No obstante, un grupo de los cuidadores participantes reportaron como ingreso principal las pensiones de retiro (36.1%) y el salario del cónyuge (25%). Este aspecto laboral es uno al que se debe prestar atención dado que al ser personas de edad promedio de 47 años se encuentran en la llamada la generación “sándwich”: personas que balancean las responsabilidades exigentes y delicadas de cuidar a sus hijos y a familiares adultos mayores simultáneamente. Estas personas pueden estar propensas a experimentar niveles elevados de estrés que pueden afectar su ejecución y rendimiento en el trabajo (APA, 2010). Se espera que en las próximas décadas sea cada vez más insostenible para las féminas, tanto por razones éticas y de justicia social como por razones socioeconómicas y demográficas. Podría incluir cambios en la estructura familiar y la participación de la mujer en la fuerza laboral (Balladares et al., 2021).
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