La pobreza en Puerto Rico: estadísticas, políticas públicas e impacto en la vida de los ciudadanos, una mirada desde la Doctrina Social de la Iglesia

cuaderno de investigación social y económica pontificia universidad católica de puerto rico 6 un esbozo de la doctrina social de la iglesia respecto de la pobreza y de los pobres En esta sección, resulta meritorio reseñar algunos documentos del MagisteriodelaIglesiarelativosalfenómenodelapobreza. Enprimer lugar, el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (Pontificio Consejo Justicia y Paz , 2005) en su capítulo séptimo sobre la vida económica señala lo siguiente: “En el Antiguo Testamento se encuentra una doble postura frente a los bienes económicos y la riqueza. Por un lado, de aprecio a la disponibilidad de bienesmateriales considerados necesarios para la vida, en ocasiones en abundancia - pero no la riqueza o el lujo - es vista como una bendición de Dios” (Núm. 323). Además, se establece que “En la literatura sapiencial, la pobreza se describe como una consecuencia negativa del ocio y de la falta de laboriosidad ( cf. Pr 104 ), pero también como un hecho natural”. Este documento hace referencia al siguiente hecho de que: “Quien reconoce su pobreza ante Dios, en cualquier situación que viva, es objeto de una atención particular por parte de Dios: cuando el pobre busca, el Señor responde, cuando grita, Él lo escucha” (Núm. 324). Igualmente, se establece en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia que: “La pobreza, cuando es aceptada o buscada con espíritu religioso, predispone al reconocimiento y a la aceptación del orden creatural”. Es decir, que “la pobreza se eleva a valor moral cuando se manifiesta como humilde disposición y apertura a Dios, confianza en Él” (Núm. 324). Como se puede apreciar, el Compendio analiza la pobreza, principalmente desde las Escrituras. Un documento de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña plantea, con más claridad, esta dualidad de visiones sobre la pobreza presente en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia . Por un lado, el documento señala que el Señor ve “un gran mérito en la pobreza voluntaria, abrazada por su causa, para servirle de una manera más expedita y desembarazada” (Conferencia Episcopal Puertorriqueña, 1989, p. 351), mientras que, por otro lado, “respecto de la pobreza física, la pobreza extrema, la indigencia, Cristo observó una actitud de repulsa y no dudó en recurrir al milagro para combatirla, como repetidas veces ocurrió mutiplicando el pan para el alivio de las masas hambrientas que lo seguían” (Conferencia Episcopal Puertorriqueña, 1989, p. 351). En segundo lugar, hay que destacar el desarrollo de los conceptos de la pobreza y los pobres según se elaboran en algunas cartas encíclicas y en otros documentos y discursos más recientes de los Pontífices de nuestra Iglesia. Cabe mencionar las palabras del Beato Juan Pablo II en la Carta Encíclica Sollicitudo Rei Socialis (Juan Pablo II, 1987). Al discutir las diferencias económicas entre los países ricos (Norte) y los países pobres (Sur), Juan Pablo II planteaba: “A la abundancia de bienes y servicios disponibles en algunas partes del mundo, sobre todo en el Norte desarrollado, corresponde en el Sur un inadmisible

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