Presentación de las Actas del III Congreso Internacional de Mística

9 comentarios-presentación de las actas del iii congreso internacional de mística ¿dónde está dios hoy? el fenómeno místico como experiencia vivencial de dios CAMINO AL ROSTRO: LA PREGUNTA POR DIOS EN MI TRABAJO ACADÉMICO (65) Roberto Onell H. pontificia universidad católica de chile En esta exposición se deja ver la trayectoria del autor, durante veinticinco años, de una intensa actividad académica donde aparecen alternadamente en su andadura existencial “signos, manifestaciones detectables y descifrables de otra cosa que ella misma”. Los tiempos, dice “se hacen signo de algo” (67). Lo que él enfatiza es que la pregunta por Dios fue siendo desplazada por otras urgencias. La poesía fue, entre otras, una de ellas. Su propia profesión, la sociología, “que ya se marchitaba en mí” confiesa (70). No por sentirla menos importante sino por la interpelación de otros focos epistemológicos. Y Dios mismo “era cuando mucho un significante extraviado” (71). Pero lo sobresaliente de esa etapa son sus lecturas de Alberti, Neruda, Vallejo y tantos otros luminosos poetas. Al autocontemplar la historia de su ser el autor emplea, interesantemente a mi modo de ver, la imagen de la navegación en el interior del alma —a pesar de que este término “alma” lo incomoda, por verlo como un manoseado comodín ultraabusivo—. En todo caso, su uso en el mismo Onell es feliz destello de luz. ¿Hacia dónde navegamos en ella? se pregunta (71). En su lectura sentí evocar la navegación de Ulises en su dirección accidentada, sorpresiva, en busca de su Ítaca original. Esta navegación de Onell es en el océano interior del ser que trasciende la cotidianidad, es otra cosa. Inicia así un proceso “de conversión” (72) en el que la poesía es el camino: “me convertí gracias al poema” (idem). “En el poema todavía escucho la voz y veo los rasgos de un Rostro posible” (73). “Y en esta alma navegada”, como dice bellamente el autor, encuentra su Ítaca, digo yo, ese otro infinito ha de ser su Rostro, como se dice en la misa en referencia a los que se durmieron en la esperanza de la resurrección “Admítelos Señor a contemplar la luz de tu Rostro”.