Proyecto de Inventario-Catálogo Eclesiástico (Proyecto ICAEC) Hallazgos: Fases I y II | Catedral Nuestra Señora de Guadalupe

proyecto de inventario-catálogo eclesiástico (proyecto icaec) | fase i y ii 45 cálices de metales preciosos que, a su vez, eran decorados con pedrería y perlas. Esto hizo que el cáliz se convirtiera rápidamente en una de las piezas más importantes dentro de las iglesias (Plazaola 381-382). Los primeros cálices de los cuales se tienen noticias, eran de copa fina y alta, mayormente con dos asas para sujetar la pieza. En el período románico se prohibió la utilización de cálices en madera y cristal. Solo se utilizaban aquellos cálices trabajados en metales preciosos. Estos a su vez sufrieron un cambio estético, se eliminaron las asas y se incorporó un pie ancho circular; además, la copa se ensanchó. Para los siglos XII y XIII, los cálices que se produjeron eran de gran belleza, considerados como un renacimiento de la orfebrería religiosa (382). Según iban pasando los siglos, los cálices que se produjeron guardando una riqueza decorativa e iconográfica. No obstante, posteriormente se fue prohibiendo la utilización de ciertos materiales considerados poco seguros. Entre ellos se encontraron el cobre, latón, bronce, plomo, porcelana, entre otros. Actualmente no es imperativo que estas piezas sean de oro o plata (382). En cualquier caso, deben ser de un material irrompible e incorruptible, que no absorba líquidos, como señala la Instrucción general del Misal Romano (#328-330). Hoy es raro que puedan encontrarse en espacios litúrgicos cálices de madera o cerámica. En la catedral Nuestra Señora de Guadalupe se encuentra un conjunto de cáliz y patena en madera cuyo uso es decorativo, no litúrgico. Hoy los cálices son mucho más simples en comparación con los medievales de los siglos XII y XIII, aunque se puedan encontrar piezas elaboradas y ricas en iconografía. Los tonos predominantes son el dorado y el plateado. Las decoraciones se realizan utilizando diversos materiales como el acero inoxidable, imitación de marfil, esmaltes, cristales de roca o pedrería (usualmente en materiales sintéticos como el plástico). La decoración continúa con el uso simplificado de monogramas, textos y elementos iconográficos. Otro detalle frecuente de los cálices modernos es la eliminación del nudo (Plazaola 383). Las iglesias de hoy cuentan con varios cálices. En cambio, en el pasado, podía darse el caso de que una iglesia poseyera una sola pieza dado su alto costo por los materiales preciosos que se utilizaban. Se

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