Proyecto de unidad... | abril 2021

LAVOZDE LOS EXALUMNOS ES MOMENTO DE ESTAR PREPARADOS ANTE LA APERTURA DE LAS ESCUELAS EN LA ERA DEL CORONAVIRUS (COVID – 19) Carmelo Cedeño De la Rosa Maestría en Educación con especialidad en Consejería Profesional de la PUCPR Estudiante doctoral en Educación con especialidad en Gerencia Educativa Colegio de Educación, PUCPR La situación de confinamiento creada a raíz de la pandemia provocada por el COVID-19 llevó a toda la comunidad a vivir una experiencia llena de incertidumbre e inseguridad en la escuela y en las familias. El esfuerzo por parte de todos para adaptarse a los cambios ha sido difícil. Sin embargo, el ser humano quizás debería vivir esta situación como una oportunidad para desarrollar lo mejor de sí mismos y, sobre todo, para ayudar a sus hijos a enfrentarse a experiencias nunca antes vividas. La coyuntura actual ha venido evidenciando las dificultades que han atravesado los padres con el sinnúmero de actividades en el ámbito laboral, familiar y escolar, donde la responsabilidad de la enseñanza ya no solo quedó en manos del docente, sino que el rol de los padres como responsables pasó a un primer plano con una mayor demanda de su tiempo, y por ende un desgaste para el desarrollo de sus actividades cotidianas. Esto ha causado que, ante la posibilidad de un retorno a las clases de manera presencial, se visualice esa medida como la tan anhelada ayuda para aliviar las cargas familiares. Otro factor es el temor de los familiares al contagio por parte de los niños a sus familiares mayores. Sin lugar a duda uno de los grupos más afectados por el retorno a clases serán los docentes y el personal de apoyo, quienes tendrán la gran responsabilidad de coordinar clases de manera tanto presencial como virtual, esto último debido a que no todos los padres estarán de acuerdo en enviar a sus hijos por temor a un mayor grado de exposición al COVID -19. De esta manera, los docentes estarán interactuando día a día con un nicho muy diverso de estudiantes, poniendo en un lugar no muy favorable para su salud a aquellas personas que están dentro del grupo de riesgo. Por otro lado, la reapertura de las escuelas debería estar acorde con la respuesta sanitaria global que establece Puerto Rico en relación con el COVID-19, pues nuestro principal objetivo es proteger a los estudiantes, profesores, empleados y a sus familias. Para ello, se han establecido algunas de las medidas prácticas que pueden tomar las escuelas y que incluyen lo siguiente: • Escalonar el comienzo y el cierre de la jornada escolar • Escalonar las horas de comer • Mover las aulas a espacios provisionales o al aire libre • Crear turnos para reducir el número de alumnos por clase. El agua potable y las instalaciones de saneamiento e higiene constituirán una parte esencial para reabrir las escuelas de forma segura. Es importante que los gestores escolares examinen las opciones para mejorar las medidas de higiene, incluyendo el lavado de manos, uso obligatorio de mascarillas, el distanciamiento físico, los procedimientos de limpieza de las instalaciones y la preparación de alimentos en condiciones de seguridad. El personal administrativo y el profesorado también deberán informarse sobre cómo llevar a cabo el distanciamiento físico y las prácticas de higiene en los centros educativos. En este momento pandémico, vale la pena citar lo dicho por Henderson y Mapp (2002). Ambos plantean que se necesita un nuevo contrato social entre las familias y las escuelas, orientado a que trabajen en conjunto. Afirman que cuando la escuela y las familias trabajan juntas para apoyar el aprendizaje, los educandos tienen mejores calificaciones, disfrutan más de la escuela y permanecen en ella por más tiempo. Por su parte, Christenson et al (2005) identifican logros de los alumnos vinculados a prácticas de socialización entre la escuela y la familia. Entre los beneficios que los estudiantes obtienen están: mejora del logro académico, mejor comportamiento, mayor cumplimiento de tareas, incremento de la participación en clases, mejora de la autoestima, mayor asistencia a clases y probabilidad de terminar la educación básica. Para concluir, se debe reforzar que es en las escuelas donde se logra que las familias estén comprometidas en involucrarse con sus hijos, obteniendo beneficios significativos. De igual forma, la escuela se beneficia al tener mayor nivel de respeto y confianza entre la comunidad, en otras palabras, si en este momento de suma cautela, los estudiantes siguen acompañados de sus familiares desde sus hogares no será tan imprescindible su presencia en las escuelas, y lograrán preservar su salud ante cualquier circunstancia. 43

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