Proyecto de unidad... | febrero 2024

El papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma del 2021 destacó: “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación en Mt 6,1-18, son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”. Muchas personas también se acercan al tiempo cuaresmal realizando algún sacrificio, dejando de comer dulces o tomar refrescos, no ir al cine y otras cosas así por el estilo. Plantean que para ellos esos son grandes sacrificios. La Real Academia Española nos presenta varias definiciones de lo que es sacrificio: 1. Renunciar a algo para conseguir otra cosa. 2. Someterse con resignación a algo desagradable o molesto Estas dos acepciones son las que, a mi parecer, están presentes en la mente de muchas personas en la Cuaresma. Esto es, renunciar a algo bueno… y someterse a algo desagradable para conseguir un bien mayor. Hoy les propongo que recordemos la expresión “misericordia quiero no sacrificios” y que en esta Cuaresma hagamos una jornada diferente. Esta Cuaresma será un tiempo de penitencia y sacrificio que descanse en la misericordia, el perdón, la ternura, la cercanía, con los próximos y con los prójimos. Que busquemos encontrarnos con Jesús en los otros, entender al otro, buscar al otro, acercarnos a los enfermos, a los que están solos, a los que están en soledad, a los excluidos. Sabemos que nos costará, en particular el sacrificio de acercarnos a aquellos que no piensan como nosotros, pero es lo que debemos hacer… Misericordia quiero no sacrificios. ¿Y cómo hacerlo me preguntarán? En primer lugar: la lectura diaria de la Palabra de Dios nos permitirá entender que esto es lo que debemos hacer. El papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma de 2017 nos dijo “La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico”. En segundo lugar: encontrarnos con Jesús en la eucaristía y confiarle el anhelo que tenemos de que esta Cuaresma sea una liberadora al acercarnos a los demás con misericordia, perdón, ternura y cercanía. En tercer lugar: reconocer que Jesús se encarnó en nuestra naturaleza humana y que cada ´otro´ es mi hermano. Recordemos las palabras del papa en su mensaje de Cuaresma de 2017 “La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor”. Termino con un extracto del Mensaje de la Cuaresma de 2024 que nos habla cómo la Cuaresma puede liberarnos “[…] la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo”. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: “No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.” Ya inició la Cuaresma Mensaje de Cuaresma 2024 del presidente, Dr. Jorge Iván Vélez Arocho 11 HUELLAS DEL FUTURO INFORMA

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